Renueva tu mente (Parte 2)
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4.7-8 (RV60)
Amado (a) en Cristo:
Una mente como la mente de JESÚS es el plan de Dios para nosotros. Nada más. Nada menos. Imagínese por un momento que esta noche antes de dormirse, Dios le dice: “Mañana al levantarte tendrás la mente de mi Hijo JESÚS. Así andarás todo el día”. Entonces, usted se levanta, se mira al espejo y se dice, todo asombrado. ¡Hoy todo el día seré como JESÚS! Usted comienza por tratar a su esposa como lo haría JESÚS, con toda gentileza y cuidados. Despacha a sus hijos al colegio y su hija de siete años, le dice al despedirse: ¡Papi te pareces a JESÚS! Usted se dirige al trabajo y por primera vez, la antipática de la administradora, le cae bien. Ella le sonríe y usted también. Lo mismo ocurre con su jefe que le dice: “_¡Federico, hace tiempo que quiero decirle que esta compañía no sería lo mismo sin usted, este trabajo que ha hecho hoy, está impecable, es como si Dios lo hubiera hecho. Espere su aumento de sueldo al final de la quincena. Usted siente que su corazón se le sale del pecho. No es por la promesa material; sino porque usted sabe el secreto. Hace tiempo que usted no le hablaba a nadie de la salvación, pero hoy su palabra tiene autoridad. La gente se detiene y le escucha. Usted no siente ninguna vergüenza hablar de JESÚS. Sus acciones se llenan de significado eterno, en vez de lo temporal. Se detiene ante la mujer que vende las flores y le compra un ramo para su esposa, pero antes le explica a la mujer que Dios le ama y tiene un plan para su vida. Le deja una buena propina y saludos especiales para sus familiares. Sus decisiones están controladas por la voluntad de JESÚS. Así que se detiene en una cabina telefónica y llama a sus padres por teléfono y le dice: Papá y mamá quiero que sepan que los amo. Gracias por hacer de mí, el hombre que soy. Quería decirte que tú y mamá son mis dos grandes tesoros vivientes. Usted siente que aquel hombre y aquella mujer ancianos están llorando por la emoción de sus palabras, y a coro, sus padres, le dicen: “Hijo, sentimos que tus palabras provienen del corazón de Dios, gracias por tu sinceridad. Nosotros también te amamos”. Entonces usted mira los árboles verdes como nunca, muy cercana a las nubes usted ve a las gaviotas volando en el cielo azul infinito. Por entre las nubes, el sol se va ocultando, diciendo que el día se acaba. Ve el atardecer más bello de su vida. Parece una postal del cielo para usted. Su corazón siente ganas de orar y alabar al Padre, y lo hace, mientras camina. El amor de JESÚS, domina su conducta, de tal manera que sintió un impulso para llamar, escribir o simplemente orar por sus familiares, amigos y hasta uno que otro, enemigo. Y lo hizo. Usted se da cuenta también de que por primera vez en tantos años manejando su vehículo, su temperamento explosivo no brotó ni en la calle, ni en ninguna parte .Por primera vez, llega a casa en paz. Sin tensión de ningún tipo. Toda la familia cena junta, y tienen un buen tiempo de sobre mesa. Hay risas y lágrimas. Todos celebran y existe un ambiente que pareciera que cada relato de las cosas del día, fuera una oración de alabanza a Dios y de acción de gracias. Por fin, usted pone su cabeza sobre la almohada y antes de quedarse dormido, usted exhala una oración: ¡Gracias JESÚS por permitirme ser como Tú!
La mente renovada es poderosa porque es la mente de JESÚS. Nuestro Dios es entusiasta y sus pensamientos elevados. Dios un día pensó en edificar una ciudad para Él, esa ciudad es denominada en la Biblia, la Nueva Jerusalén. JESÚS, al despedirse de Sus discípulos y por extensión a todos los que somos Sus hermano, dijo: “Voy a preparar lugar parra vosotros”. Por ello, la Biblia dice que la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo. En ese lugar que también llamamos cielo, JESÚS y el PADRE, están entronizados. La presencia de Dios hace brillar aquel lugar y su brillo es como el de una joya, como el brillo de un diamante, transparente como el cristal. La ciudad no tiene templo porque su templo es el SEÑOR, el Dios Todopoderoso, igualmente el Cordero. La ciudad no necesita que el sol o la luna, la iluminen, porque el brillo de Dios la ilumina y el Cordero es su lámpara. Los habitantes de aquella ciudad son de dos tipos, los angelicales que nunca tuvieron cuerpo, y los humanos con cuerpo glorificados, los que vivieron antes, murieron físicamente, pero luego fueron resucitados para vivir en la presencia de Dios para siempre. Estos son los que han nacido de nuevo mientras estuvieron en la tierra. Pero lo cierto, es que gente de todos los países, de todos los idiomas caminaran bajo la luz que ilumina la ciudad. Los reyes de la tierra se inclinaran delante del Rey de reyes y Señor de señores, y entregarán sus coronas y riquezas. Los portones de la ciudad no se cerrarán nunca, porque no habrá noche. ¡Que grandeza de dominio! ¡Que felicidad total y que gloria infinita! ¡Las campanas de todas las torres tocarán de alegría y en alabanzas a JESÚS! Porque, Él y sólo Él, hizo posible que los seres humanos tengamos el derecho de ser ciudadanos en la Nueva Jerusalén. En esa preciosa ciudad nunca el moho tocará sus murallas, ni la escarcha enfriará la atmósfera. Nunca se derramará ni una lágrima de los millones y millones de ojos que estarán en los felices rostros de los habitantes. Se desconocerá allí por completo el dolor, ya físico, moral, psicológico o espiritual. El más anciano de los habitantes nunca habrá presenciado un entierro, nadie llevará luto. No hay hospitales, cárceles ni cementerios. En el transcurso de los millones de años, a nadie se le arrugará la frente, ni en sus cabezas tendrá una cana. No habrá ni manos ni pies paralizados, ni nadie andará encorvado y con bastón por el peso de los años. Todos los habitantes vivirán en una eterna juventud. En esa primavera eterna las flores tendrán un perfume sin contaminación. Las frutas tendrán su sabor inimitable. Allí Dios pasará toda la eternidad, con Sus hijos. Vivirá eternamente con Su pueblo. ¡Esa es la ciudad que Dios planificó antes de la fundación del mundo! ¡Ese es el lugar que Dios está preparando para Sus hijos, ángeles y seres humanos glorificados! Aquellos que lo aman, obedecen y le son fieles, hasta el final. Por eso, la vida del ser humano comenzó en un paraíso y un paraíso será su destino eterno.
Pero el asunto principal es este: La mente renovada por la presencia de JESÚS en nosotros en el poder del Espíritu Santo, se contagia del mismo entusiasmo que tiene Dios, desde antes de que el mundo fuese. Ahora bien, esto nos lleva a algunas preguntas: ¿Sabía Dios que uno de sus ángeles hermosos que había creado para que viviera con Él, en la Nueva Jerusalén, se volvería Satanás? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. ¿Sabía Dios que el ser humano hecho para ser la corona de Su creación, y para morar en la Nueva Jerusalén, le haría mas caso a Satanás que a Él? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. Por eso, JESÚS, antes de que el mundo fuese, se ofreció para venir y como Él mismo, lo dijo: “Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.” Lucas 19.10 (BLS) De esa manera, aceptando la vida eterna como un regalo invaluable, que nos hace Dios por Su gracia, en la Persona de JESÚS, Dios nos da la vida de Él y el derecho a vivir en la Nueva Jerusalén, la ciudad que Dios está preparando para Sus hijos. Pero toda esta bendición, no es algo automático a nuestro favor. JESÚS dijo: “… si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Lucas 13.3 Porque precisamente, en la Nueva Jerusalén, no entra nada contaminado por el pecado, como lo señala San Juan en el Apocalipsis: “Después me dijo: "¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna, a cambio de nada los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios. Pero a los cobardes, a los que no confíen en mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos, los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán, separados de Dios para siempre". Apocalipsis 21.6-9 (BLS) Por todas estas advertencias de Dios y Su Palabra, es necesario que nos arrepintamos de nuestro pecado. Confiemos únicamente en Jesucristo para nuestra Salvación. Aceptemos el regalo de esta salvación tan grande. Nazcamos de nuevo por medio de la Palabra y el Espíritu Santo y andemos como JESÚS, anduvo en este mundo.
Un párrafo aparte, merece esta otra pregunta: ¿Sabía JESÚS que Su Iglesia, empezando desde Sus discípulos hasta la generación de cristianos que vivan el día en que sea levantada desde la tierra al cielo, se iba a fraccionar en tantas denominaciones y grupos? Sí, lo sabía. Pero es Su voluntad que cada iglesia local sea una agencia de Su reino en todo el mundo. Sus miembros no serán perfectos en esta tierra, pero aprenderán a amarse los unos a los otros, a pesar de sus diferencias. Aprenderán a pedir perdón y a perdonar. Ensayarán una y otra vez. Se levantarán de sus fracasos. Proclamaran a JESÚS Crucificado. Sepultado. Y en victoria: Resucitado y Viviente. Dios les ha entregado a ellos, “las llave del Reino”. Ellos abren las puertas de los cielos, cuando evangelizan, y la cierran, cuando callan. Serán cristianos en construcción hacia la perfección que solamente la tendrán en la Nueva Jerusalén. ¡No hay otro plan!
Como vemos la mente renovada por el poder de Dios, es poderosa y entusiasta. La vida de JESÚS, sobre la tierra muestra el cumplimiento del plan de Dios para salvar a los pecadores de la condenación eterna. ¿Cómo vio JESÚS a los pecadores que se acercaron a Él? Las vio con amor y entusiasmo. No los llamó por lo que eran y habían sido, sino por lo que podían llegar a ser en Él. La historia de la mujer adúltera es emblemática de lo que estamos diciendo. Esta mujer fue traída delante de Él para que la condenara a muerte. Pero JESÚS vio con los ojos divinos a aquella mujer adúltera. La recibió con amor y entusiasmo de tal manera, que se produjo un milagro en la vida de aquella mujer. ¡Qué preciosas palabras del Señor Jesús, ante la evidencia del arrepentimiento de aquella mujer!: “Tampoco, yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Juan 8.11b (BLS) En otras palabras: Renueva tu mente.
La mente renovada es productiva. Déjenme ponerlo de esta manera, podemos tener los pensamientos más positivos pero sin embargo, no hacer nada. Por ello, pensamiento positivo sin acción, es ilusión. El pensamiento renovado por el poder de Dios produce victorias en la obra de Dios. Desear es obtener y aspirar es lograr. Si usted tiene un proyecto pequeño, su acción es pequeña para hacerlo realidad. Si usted tiene un proyecto grande usted tendrá que hacer acciones grandes para lograrlo. Hablando de esto me acuerdo de una experiencia que tuve en la playa de Manglar Alto, cerca de Guayaquil, Ecuador. Caminaba por la playa con mi amigo y discípulo: David Fajardo, cuando observé a una gran cantidad de cangrejos metidos en las cáscaras de caracoles, unos eran grande y otros muy pequeñitos. Me explico, que esos cangrejos buscan una cáscara de caracol y allí se introducen. Su crecimiento tiene mucho que ver con el tamaño de la cáscara de caracol que escojan. Si es pequeña, no crecerán. Si es grande, ellos también serán grandes. ¿Cuál es el tamaño de la obra que quieres hacer para la gloria de Dios? Lo que usted quiera hacer en la vida estará en proporción del tamaño de sus sueños y metas en la vida. Alguien dijo: “Nutre tu mente con grandes pensamientos, pues, nunca te elevarás más allá de tus pensamientos”. Por esta razón, el cristiano debe tener grandes sueños para la gloria de Dios. ¿De que tamaño es el Dios en el cual usted cree? Pero debe recordar, que los sueños son apenas semillas. Es el simple comienzo pequeño de algo grande. En una simple bellota está contenido un roble; en un simple y frágil huevo, está contenida un águila que volará alto y desafiará al mismo sol, mirándolo de frente sin parpadeo; en un simple ladrillo están las paredes de una catedral; en un simple y dependiente bebé, está el futuro presidente de una nación. Es muy importante que usted sepa que la palabra buena suerte, al igual que la palabra azar, deben desaparecer de nuestro vocabulario. Recuerda las palabras de F. L. Emmerson: “Yo creo a pie juntillas en la suerte. Cuando más trabajo, más suerte tengo”. Una mente como la mente de JESÚS, tiene que trabajar como JESÚS: “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” Juan 5.17 Pensando en esto, alguien dijo: “No aguardes con las manos cruzadas que te caiga el bien de lo alto. Si es cierto que Dios alimenta a los pajarillos del aire, también lo es que no le lleva el grano al nido”. Por todo, esto: Renueva tu mente.
Amado (a) en Cristo:
Una mente como la mente de JESÚS es el plan de Dios para nosotros. Nada más. Nada menos. Imagínese por un momento que esta noche antes de dormirse, Dios le dice: “Mañana al levantarte tendrás la mente de mi Hijo JESÚS. Así andarás todo el día”. Entonces, usted se levanta, se mira al espejo y se dice, todo asombrado. ¡Hoy todo el día seré como JESÚS! Usted comienza por tratar a su esposa como lo haría JESÚS, con toda gentileza y cuidados. Despacha a sus hijos al colegio y su hija de siete años, le dice al despedirse: ¡Papi te pareces a JESÚS! Usted se dirige al trabajo y por primera vez, la antipática de la administradora, le cae bien. Ella le sonríe y usted también. Lo mismo ocurre con su jefe que le dice: “_¡Federico, hace tiempo que quiero decirle que esta compañía no sería lo mismo sin usted, este trabajo que ha hecho hoy, está impecable, es como si Dios lo hubiera hecho. Espere su aumento de sueldo al final de la quincena. Usted siente que su corazón se le sale del pecho. No es por la promesa material; sino porque usted sabe el secreto. Hace tiempo que usted no le hablaba a nadie de la salvación, pero hoy su palabra tiene autoridad. La gente se detiene y le escucha. Usted no siente ninguna vergüenza hablar de JESÚS. Sus acciones se llenan de significado eterno, en vez de lo temporal. Se detiene ante la mujer que vende las flores y le compra un ramo para su esposa, pero antes le explica a la mujer que Dios le ama y tiene un plan para su vida. Le deja una buena propina y saludos especiales para sus familiares. Sus decisiones están controladas por la voluntad de JESÚS. Así que se detiene en una cabina telefónica y llama a sus padres por teléfono y le dice: Papá y mamá quiero que sepan que los amo. Gracias por hacer de mí, el hombre que soy. Quería decirte que tú y mamá son mis dos grandes tesoros vivientes. Usted siente que aquel hombre y aquella mujer ancianos están llorando por la emoción de sus palabras, y a coro, sus padres, le dicen: “Hijo, sentimos que tus palabras provienen del corazón de Dios, gracias por tu sinceridad. Nosotros también te amamos”. Entonces usted mira los árboles verdes como nunca, muy cercana a las nubes usted ve a las gaviotas volando en el cielo azul infinito. Por entre las nubes, el sol se va ocultando, diciendo que el día se acaba. Ve el atardecer más bello de su vida. Parece una postal del cielo para usted. Su corazón siente ganas de orar y alabar al Padre, y lo hace, mientras camina. El amor de JESÚS, domina su conducta, de tal manera que sintió un impulso para llamar, escribir o simplemente orar por sus familiares, amigos y hasta uno que otro, enemigo. Y lo hizo. Usted se da cuenta también de que por primera vez en tantos años manejando su vehículo, su temperamento explosivo no brotó ni en la calle, ni en ninguna parte .Por primera vez, llega a casa en paz. Sin tensión de ningún tipo. Toda la familia cena junta, y tienen un buen tiempo de sobre mesa. Hay risas y lágrimas. Todos celebran y existe un ambiente que pareciera que cada relato de las cosas del día, fuera una oración de alabanza a Dios y de acción de gracias. Por fin, usted pone su cabeza sobre la almohada y antes de quedarse dormido, usted exhala una oración: ¡Gracias JESÚS por permitirme ser como Tú!
La mente renovada es poderosa porque es la mente de JESÚS. Nuestro Dios es entusiasta y sus pensamientos elevados. Dios un día pensó en edificar una ciudad para Él, esa ciudad es denominada en la Biblia, la Nueva Jerusalén. JESÚS, al despedirse de Sus discípulos y por extensión a todos los que somos Sus hermano, dijo: “Voy a preparar lugar parra vosotros”. Por ello, la Biblia dice que la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo. En ese lugar que también llamamos cielo, JESÚS y el PADRE, están entronizados. La presencia de Dios hace brillar aquel lugar y su brillo es como el de una joya, como el brillo de un diamante, transparente como el cristal. La ciudad no tiene templo porque su templo es el SEÑOR, el Dios Todopoderoso, igualmente el Cordero. La ciudad no necesita que el sol o la luna, la iluminen, porque el brillo de Dios la ilumina y el Cordero es su lámpara. Los habitantes de aquella ciudad son de dos tipos, los angelicales que nunca tuvieron cuerpo, y los humanos con cuerpo glorificados, los que vivieron antes, murieron físicamente, pero luego fueron resucitados para vivir en la presencia de Dios para siempre. Estos son los que han nacido de nuevo mientras estuvieron en la tierra. Pero lo cierto, es que gente de todos los países, de todos los idiomas caminaran bajo la luz que ilumina la ciudad. Los reyes de la tierra se inclinaran delante del Rey de reyes y Señor de señores, y entregarán sus coronas y riquezas. Los portones de la ciudad no se cerrarán nunca, porque no habrá noche. ¡Que grandeza de dominio! ¡Que felicidad total y que gloria infinita! ¡Las campanas de todas las torres tocarán de alegría y en alabanzas a JESÚS! Porque, Él y sólo Él, hizo posible que los seres humanos tengamos el derecho de ser ciudadanos en la Nueva Jerusalén. En esa preciosa ciudad nunca el moho tocará sus murallas, ni la escarcha enfriará la atmósfera. Nunca se derramará ni una lágrima de los millones y millones de ojos que estarán en los felices rostros de los habitantes. Se desconocerá allí por completo el dolor, ya físico, moral, psicológico o espiritual. El más anciano de los habitantes nunca habrá presenciado un entierro, nadie llevará luto. No hay hospitales, cárceles ni cementerios. En el transcurso de los millones de años, a nadie se le arrugará la frente, ni en sus cabezas tendrá una cana. No habrá ni manos ni pies paralizados, ni nadie andará encorvado y con bastón por el peso de los años. Todos los habitantes vivirán en una eterna juventud. En esa primavera eterna las flores tendrán un perfume sin contaminación. Las frutas tendrán su sabor inimitable. Allí Dios pasará toda la eternidad, con Sus hijos. Vivirá eternamente con Su pueblo. ¡Esa es la ciudad que Dios planificó antes de la fundación del mundo! ¡Ese es el lugar que Dios está preparando para Sus hijos, ángeles y seres humanos glorificados! Aquellos que lo aman, obedecen y le son fieles, hasta el final. Por eso, la vida del ser humano comenzó en un paraíso y un paraíso será su destino eterno.
Pero el asunto principal es este: La mente renovada por la presencia de JESÚS en nosotros en el poder del Espíritu Santo, se contagia del mismo entusiasmo que tiene Dios, desde antes de que el mundo fuese. Ahora bien, esto nos lleva a algunas preguntas: ¿Sabía Dios que uno de sus ángeles hermosos que había creado para que viviera con Él, en la Nueva Jerusalén, se volvería Satanás? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. ¿Sabía Dios que el ser humano hecho para ser la corona de Su creación, y para morar en la Nueva Jerusalén, le haría mas caso a Satanás que a Él? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. Por eso, JESÚS, antes de que el mundo fuese, se ofreció para venir y como Él mismo, lo dijo: “Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.” Lucas 19.10 (BLS) De esa manera, aceptando la vida eterna como un regalo invaluable, que nos hace Dios por Su gracia, en la Persona de JESÚS, Dios nos da la vida de Él y el derecho a vivir en la Nueva Jerusalén, la ciudad que Dios está preparando para Sus hijos. Pero toda esta bendición, no es algo automático a nuestro favor. JESÚS dijo: “… si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Lucas 13.3 Porque precisamente, en la Nueva Jerusalén, no entra nada contaminado por el pecado, como lo señala San Juan en el Apocalipsis: “Después me dijo: "¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna, a cambio de nada los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios. Pero a los cobardes, a los que no confíen en mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos, los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán, separados de Dios para siempre". Apocalipsis 21.6-9 (BLS) Por todas estas advertencias de Dios y Su Palabra, es necesario que nos arrepintamos de nuestro pecado. Confiemos únicamente en Jesucristo para nuestra Salvación. Aceptemos el regalo de esta salvación tan grande. Nazcamos de nuevo por medio de la Palabra y el Espíritu Santo y andemos como JESÚS, anduvo en este mundo.
Un párrafo aparte, merece esta otra pregunta: ¿Sabía JESÚS que Su Iglesia, empezando desde Sus discípulos hasta la generación de cristianos que vivan el día en que sea levantada desde la tierra al cielo, se iba a fraccionar en tantas denominaciones y grupos? Sí, lo sabía. Pero es Su voluntad que cada iglesia local sea una agencia de Su reino en todo el mundo. Sus miembros no serán perfectos en esta tierra, pero aprenderán a amarse los unos a los otros, a pesar de sus diferencias. Aprenderán a pedir perdón y a perdonar. Ensayarán una y otra vez. Se levantarán de sus fracasos. Proclamaran a JESÚS Crucificado. Sepultado. Y en victoria: Resucitado y Viviente. Dios les ha entregado a ellos, “las llave del Reino”. Ellos abren las puertas de los cielos, cuando evangelizan, y la cierran, cuando callan. Serán cristianos en construcción hacia la perfección que solamente la tendrán en la Nueva Jerusalén. ¡No hay otro plan!
Como vemos la mente renovada por el poder de Dios, es poderosa y entusiasta. La vida de JESÚS, sobre la tierra muestra el cumplimiento del plan de Dios para salvar a los pecadores de la condenación eterna. ¿Cómo vio JESÚS a los pecadores que se acercaron a Él? Las vio con amor y entusiasmo. No los llamó por lo que eran y habían sido, sino por lo que podían llegar a ser en Él. La historia de la mujer adúltera es emblemática de lo que estamos diciendo. Esta mujer fue traída delante de Él para que la condenara a muerte. Pero JESÚS vio con los ojos divinos a aquella mujer adúltera. La recibió con amor y entusiasmo de tal manera, que se produjo un milagro en la vida de aquella mujer. ¡Qué preciosas palabras del Señor Jesús, ante la evidencia del arrepentimiento de aquella mujer!: “Tampoco, yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Juan 8.11b (BLS) En otras palabras: Renueva tu mente.
La mente renovada es productiva. Déjenme ponerlo de esta manera, podemos tener los pensamientos más positivos pero sin embargo, no hacer nada. Por ello, pensamiento positivo sin acción, es ilusión. El pensamiento renovado por el poder de Dios produce victorias en la obra de Dios. Desear es obtener y aspirar es lograr. Si usted tiene un proyecto pequeño, su acción es pequeña para hacerlo realidad. Si usted tiene un proyecto grande usted tendrá que hacer acciones grandes para lograrlo. Hablando de esto me acuerdo de una experiencia que tuve en la playa de Manglar Alto, cerca de Guayaquil, Ecuador. Caminaba por la playa con mi amigo y discípulo: David Fajardo, cuando observé a una gran cantidad de cangrejos metidos en las cáscaras de caracoles, unos eran grande y otros muy pequeñitos. Me explico, que esos cangrejos buscan una cáscara de caracol y allí se introducen. Su crecimiento tiene mucho que ver con el tamaño de la cáscara de caracol que escojan. Si es pequeña, no crecerán. Si es grande, ellos también serán grandes. ¿Cuál es el tamaño de la obra que quieres hacer para la gloria de Dios? Lo que usted quiera hacer en la vida estará en proporción del tamaño de sus sueños y metas en la vida. Alguien dijo: “Nutre tu mente con grandes pensamientos, pues, nunca te elevarás más allá de tus pensamientos”. Por esta razón, el cristiano debe tener grandes sueños para la gloria de Dios. ¿De que tamaño es el Dios en el cual usted cree? Pero debe recordar, que los sueños son apenas semillas. Es el simple comienzo pequeño de algo grande. En una simple bellota está contenido un roble; en un simple y frágil huevo, está contenida un águila que volará alto y desafiará al mismo sol, mirándolo de frente sin parpadeo; en un simple ladrillo están las paredes de una catedral; en un simple y dependiente bebé, está el futuro presidente de una nación. Es muy importante que usted sepa que la palabra buena suerte, al igual que la palabra azar, deben desaparecer de nuestro vocabulario. Recuerda las palabras de F. L. Emmerson: “Yo creo a pie juntillas en la suerte. Cuando más trabajo, más suerte tengo”. Una mente como la mente de JESÚS, tiene que trabajar como JESÚS: “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” Juan 5.17 Pensando en esto, alguien dijo: “No aguardes con las manos cruzadas que te caiga el bien de lo alto. Si es cierto que Dios alimenta a los pajarillos del aire, también lo es que no le lleva el grano al nido”. Por todo, esto: Renueva tu mente.
1 Comments:
Querido Pastor esto esta chevere!
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