La evangelización en marcha

"Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios." Hechos 20:24

Nombre: Francisco Aular
Ubicación: Toronto, Ontario, Canada

viernes, junio 09, 2006

¡Ya tengo la victoria!


“Dios cambiará estos cuerpos nuestros, que mueren y se destruyen, por cuerpos que vivirán para siempre y nunca serán destruidos. Cuando esto suceda, se cumplirá lo que dice la Biblia: “¡La muerte ha sido destruida! ¿Dónde está su victoria? ¿Dónde está su poder para herirnos?" El pecado produce la muerte y existe porque hay una ley. ¡Pero gracias a Dios, podemos vencerlo por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Corintios 15.53-57)


Mis amados:
¡Bienvenidos a esta página!

¡Gracias por el apoyo que nos han dado en la Campaña de 40 Días con Propósito! Deben saber que han ocurrido cosas muy preciosas como éstas: personas han encontrado el propósito para sus vidas, miembros de nuestra iglesia han compartido con sus compañeros de trabajo, miembros de nuestra iglesia han visitado a nuevos hogares, nuevos líderes espirituales se han descubierto, hemos conocido a nuevos amigos y hemos hecho “conexión” con grupos pequeños que se reúnen cada domingo en nuestra sede. Por todos estos acontecimientos: ¡Alabado sea el nombre del Señor JESÚS! ¡Seguimos en marcha y dispuestos a atenderlos, si nos llaman. ¡Todavía hay tiempo!

Pues, bien, al tema de hoy. Los que somos cristianos nacidos de nuevo, le debemos mucho al gran apóstol Pablo. Aparte del Espiritu Santo, nadie le trajo tanta gloria a JESÚS, como este hombre de Dios. Comento siempre que cuando llegue al cielo, buscaré en primer lugar a JESÚS, quiero agradecerle todo lo que hizo por mí. Pero en segundo lugar buscaré a Pablo, mi gratitud con este escritor sagrado es inmensa. En efecto, vivo etenamente agradecido por los escritos paulinos, que aparecen en nuestras Biblias, casi constituyen la mitad del Nuevo Testamento. Entre esos grandes escritos se encuentra Primera Carta a los Corintios capítulo 15. Allí plasma en palabras que cualquier persona puede entender, la doctrina de la resurrección. La doctrina de la resurrección es importantísima para el Apostol de la gracia y para nosotros, también. Cualquier adjetivo que utilicemos para distinguir, este escrito, se queda corto. Pablo desea que todos los cristianos, nacidos de nuevo, tengamos la certeza de que, “somos más que vencedores”, porque tenemos la victoria en JESÚS.

En esta preciosa declaración hecha por el Apóstol Pablo encontramos las razones de porqué nosotros también, podemos decir: ¡Ya tengo la victoria!

¡Ya tengo la victoria! Al comprender y experimentar el propósito de Dios para mi vida!: “Dios cambiará estos cuerpos nuestros, que mueren y se destruyen, por cuerpos que vivirán para siempre y nunca serán destruidos”. Cuando Mark Twain se hallaba en el pináculo de su carrera como escritor, conoció a dignatarios de todo el mundo. Se cuenta que una de sus hijas le dijo: “Papá: si esto sigue así, pronto vas a conocer a todo el mundo, excepto a Dios”. Será toda una tragedia vivir esta única vida humana que tendremos y nunca conocer ni experimentar al Dios que hizo la vida humana y nos ofrece la vida eterna como un regalo en Jesucristo. La Biblia en el Salmo 90 y también en otras partes que no viene al caso consultar, por ahora. Nos invita a considerar la brevedad de la vida. Al hablar de esto, nos pinta imágenes imposibles de olvidar. En efecto, nos dice que es como un día, una vigilia nocturna, un sueño, la hierba, un pensamiento, una sombra, como la neblina, como el humo, excetera. En fin, la vida humana es breve; pero la vida eterna, obviamente, es para siempre. Como el ser humano que va al espacio, necesita una vestimenta especial para poder vivir en las condiciones que allí imperan. Igualmente, el ser humano no podrá etrar a la vida eterna, con este cuerpo. ¡Dios nos ha dado por Su gracia, una bendita promesa! “Dios cambiará estos cuerpos nuestros, que mueren y se destruyen, por cuerpos que vivirán para siempre y nunca serán destruidos”. El propósito de Dios es darnos vida eterna por eso, tenemos que vestirnos de JESUCRISTO, en Él y sólo en Él, encontramos el verdadero propósito de nuestras vidas en esta tierra. Si al pasar por este mundo no conocieras a más nadie, sino a JESUCRISTO, no habrás perdido nada. Pero al pasar por esta vida, ser alguien importante y conocedor de mucha gente importante, pero sin un encuentro con JESUCRISTO, lo habrás perdido todo.

¡Ya tengo la victoria! Al comprender y experimentar la esperanza de la resurrección: la muerte de la muerte. “: "¡La muerte ha sido destruida! ¿Dónde está su victoria? ¿Dónde está su poder para herirnos?". ¿Por qué la gente le tiene tanto miedo a la muerte? Porque ignora lo que Dios nos ha dejado en Su Palabra, sobre la muerte. Lo primero es que el vocablo “muerte” significa, “separación”. En ese sentido la muerte humana es separación del cuerpo y el “alma”, el cuerpo perece, se corrompe, el alma no. En segundo lugar, la Biblia habla de la muerte espiritual, esta es la separación de mi espíritu del Espíritu de Dios, cuando uno no ha experimentado el Nuevo Nacimiento por el Espiritu de Dios y Su Palabra. El ser humano, está espiritualmente, muerto en su relación con Dios: “y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” Efesios 2.1(RV60) Ahora podemos entender cuando JESÚS, le dijo a uno de Sus discípulos que quería sepultar a su padre primero, antes de seguirlo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el reino de Dios” Lucas 9.60 (RV60) Magistralmente el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, lo puso en el verso que dice así: “/No son los muertos los que en dulce calma la paz disfrutan en la tumba fría/, muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía/. Volviendo a la muerte física, les confieso que cuando era niño y aún en los días de mi juventud, tenía un terror a la muerte. Cuando tenía diez y seis años, murió mi hermano mayor, José. Aquella noche no pude dormir. ¿Qué distinto el día en que nací de nuevo? Esa noche descansé porque comprendí la gran verdad de la vida cristiana: esta vida humana es temporal pero la vida eterna, es para siempre. La vida eterna no es algo, sino Alguien. Es JESÚS, Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Por eso el que ha depositado su fe, unicamente, en JESÚS como su Señor y Salvador personal, no debe tener temor a morir. Cuando esta vida temporal se acabe, entraremos a disfrutar la que es para siempre. Una y otra vez, los escritores del Nuevo Testamento, señalan verdades como éstas: “Este es el testimonio: que Dios no ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida”. 1 Juan 5.12-13 (RV60) Ya que estamos en confianza, me permites una pregunta: ¿Tienes al Hijo de Dios en tu corazón, por haber pedido perdón por tus pecados, confesar que crees que Él murió por tus pecados y hacerlo a Él, el Señor de tu vida e invitarlo a tu corazón? Entonces tienes la vida. Si tu respuesta es no. Ahora mismo, dile que te arrepientes de tu vida alejada de él, y ruegale que venga a tu vida. ¡Hazlo es de vida o muerte! Entonces ahora podrás experimentar lo que dijo el Señor JESÚS: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. “¡La muerte ha sido destruida!”…En otras palabras: JESÚS, mató a la muerte y por eso: ¡Resucitó! Y también nos ha prometido que todos nosotros resucitaremos como Él, lo hizo. ¿No es extraordinario que JESÚS, resucitado, nos dejó esta promesa en el último libro de la Biblia?: "No tengas miedo. Yo soy el Primero y el 'Ultimo, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno”. Apocalípsis 1. 17b-18 (NVI)
¡Ya tengo la victoria! ¡Al comprender y experimentar que no tengo que ser esclavo del pecado!: “El pecado produce la muerte y existe porque hay una ley”. ¿Qué es pecado? Lo diré en la forma más sencilla que pueda es “la actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva” que nos separa de Dios. Es insistir en hacer nuestra propia voluntad: “¡Yo primero!” (sin tomar en cuenta a Dios). También significa, desafiar la voluntad de Dios: “¡Dios no te metas en mi vida!” Esta versión de la Biblia, nos dice que el pecado es una ley. Como nos enseñaba mi profesor de Biblia el Dr. Roy Lyon: “Todo ser humano nace perdido porque tiene la tendencia natural a pecar”. Sí, recibimos la tendencia a pecar como herencia de Adán. La Biblia enseña: “El primer pecado en el mundo fue la desobediencia de Adán. Así, en castigo por el pecado, apareció la muerte en el mundo. Y como todos han pecado, todos tienen que morir”. Romanos 5.12 (BLS) Algunos dicen que semejante aseveración paulina, carece de lógica, ya que un Dios justo no permitiría que el pecado de un solo hombre cayera sobre todos sus descendientes. Eso sería cierto, si nosotros que vivimos hoy en día, cargaramos la culpa de los pecados que cometió Adán; pero esto no es lo que Pablo, nos está diciendo. Lo que quiere decir, es que desde Adán, todos los seres humanos, recibimos la tendencia a pecar. Somos juzgados por nuestros propios pecados y no los de Adán. En consecuencia, esta debilidad moral se ha convertido en una ley en todos los seres humanos. Esta ley hace inevitable la caída de todos los seres humanos. En realidad todos los seres humanos somos pecadores y somos arrastrado por el pecado a hacer lo malo, por eso la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3.23. Alguien dijo esto en cuanto al pecado: “El pecado narcotiza nuestro entendimiento, envenena nuestro espíritu, corta las alas al águila, y hace que el fin del ser humano sea pauperrimo y ruin”. Pero JESÚS, bajó del cielo a la tierra y dio su vida por el pecador para librarlo del poder del pecado. Frente al pecado, no existe humano que no peque. Pero al arrepentirse de su pecado, Dios lo santifica y salva. El ser humano nacido de nuevo, tiene ahora otra ley en sí para vencer, la gracia de Dios. Si se jacta de su pecado, entonces, no ha nacido de nuevo. El teólogo inglés, Thomas Fuller (1608-1661) dijo: “Quien peca es un ser humano. Si se arrepiente es un santo, y si se jacta es un diablo”.

¡Ya tengo la victoria! Al comprender y experimentar que JESÚS es la única solución para vencer al pecado y la muerte: “¡Pero gracias a Dios, podemos vencerlo por medio de nuestro Señor Jesucristo!” El ser humano en el transcurso de la historia ha mostrado que busca fuera de sí mismo algo o alguien que lo pueda salvar del terrible castigo eterno por sus pecados. El Antinguo Testamento, revela esta búsqueda patética del ser humano del paraíso perdido. Tenía que haber un remedio espiritual para el pecado, remedio que fuera a su vez, aceptado espiritualmente por Dios. De lo contrario el ser humano estaría sin retornar a Dios, eternamente. La única esperanza que el pecador pudo encontrar es JESÚS. Por eso, JESÚS mismo dijo: “Porque el Hijo del Hombre, vino a buscar y salvar lo que se había perdido”. Lucas 19.10 (RV60) Sí, JESÚS, vino, murió…y resucitó. La resurrección de JESÚS, es la prueba de que Dios está satisfecho, con Su muerte como castigo por nuestro pecado. Pensando en esto, el apóstol Pablo, dice: “Sin embargo, ¡Cristo volvió a vivir! Esto nos enseña que también volverán a vivir los que murieron. Por el pecado de Adán, todos fuimos castigados con la muerte; pero, gracias a Cristo, ahora podemos volver a vivir. 1 Corintios 15.21-22 (BLS).”. Pero JESÚS, bajó del cielo a la tierra y dio su vida por el pecador para librarlos del poder del pecado y sus resultados que, es la muerte segunda, o separación para siempre del pecador en el infierno. En efecto, la Biblia afirma que Dios es santo y el ser humano es pecador. Ahora bien, debemos saber que emborracharse, robar, matar, inmoralidad sexual, preocupación, mal carácter, vivir sin propósito en la vida, andar sin metas, sen tirse frustrado, entre otras muchas cosas, son las consecuencias de ser pecador. El pecado no es lo que hago, sino lo que soy. Usted va a ver telarañas en su casa, mientras viva la araña que la produce. En cuanto al pecador, las religiones, las filosofías, los recursos de autosuperación personal, excétera, trabajan con las telarañas de nuestras vidas. Pero JESÚS, bajó del cielo a la tierra para eliminar la araña, es decir, nuestro “yo” pecador. Lo que necesitamos como pecadores es comprender esto: Los seres humanos es como un traje al que se le ha ido poniendo remiendos para que se vea bien, o se vea mejor. Lo que necesitamos no es que nos envíen a la sastrería espiritual, psiquiátrica o psicológica, o tal vez filosófica para otro remiendo; sino que nos hagan de nuevo. ¡Eso es el Nuevo Nacimiento! Ese es un regalo de Dios en JESUCRISTO, no te lo pierdas.

Amado(a) Gracias a la victoria del Señor en la cruz y al resucitar, se te abrieron las puertas del cielo. Esta vida humana tuya encuentra su verdadero propósito al nacer de nuevo. Entonces, tú, también podrás, decir: ¡Ya tengo la victoria! O podrás cantar con nosotros este himno:
/Ya tengo la Victoria, pues Cristo me salva.”/Buscóme y compróme con Su divino amor/ Me imparte de Su gloria, Su paz inunda mi alma/ Victoria me concedió, cuando murió por mí/”.

Es todo por hoy
Pastor y amigo,
Francisco Aular
faular@hotmail.com

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Yo soy el camino, la verdad y la vida nadie viene al Padre sino por mi" Jesus.

sábado, marzo 06, 2010  

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