La evangelización en marcha

"Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios." Hechos 20:24

Nombre: Francisco Aular
Ubicación: Toronto, Ontario, Canada

lunes, marzo 27, 2006

Fuego en los huesos


“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”. Jeremías 20.9 “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” Efesios 4.1 “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad”. 3 Juan 3.

A uno de mis discípulos más jóvenes: Gabriel Urbay Artahona
Amado Gaby:

Tu llamada de ayer comunicándome que has sentido la llamada de Dios para el ministerio de la
Palabra y que estás dispuesto y disponible para servirle al Reino, me ha emocionado, porque, a través de ella, me he visto yo mismo, precisamente a tu misma edad, a los diecinueve años, en una lluviosa noche caraqueña del mes de septiembre de 1964, saliendo del templo de la Iglesia Bautista Central de Caracas, Venezuela, después de un servicio de Evangelismo a Fondo. El autobús que me conducía hacia mi casa, parecía flotar. Las nubes eran incapaces de impedir mi paso hacia las alturas. Me parecía que los latidos de mi corazón eran tan fuertes que hasta el conductor, los escuchaba. No era para menos. Esa noche, yo había respondido a la llamada divina que me invitaba a invertir mi vida en la obra de Dios a tiempo completo. Me encontraba exaltado con la ilusión de ser algún día un pastor, un misionero y un predicador del evangelio, y también un poco asustado por no saber que pasos dar, por donde empezar a hacer una realidad el llegar con el mensaje del evangelio a todos los demás seres humanos de mi generación. Lo cierto es que el fuego que sentía en mis huesos era un fuego espiritual y como tal, lo presumía eterno. Sabía que pasara lo que pasara, aquel fuego nunca más se apartaría de mí. En el curso de mi vida, debo admitirlo, el fuego ha tenido diferente intensidad algunas veces, esas llamas han encendido a otros a seguir al Señor, otras veces, la llama nada más ha servido para mantener caliente mi propio corazón; pero siempre esa llama ha tenido una fuente que lo alimenta: JESÚS. ¡Por eso ese fuego no se ha apagado, ni se apagará, jamás!

Fuego en los huesos sientes y saberlo me produce una profunda admiración por ti, porque el mundo está necesitando hombres como tú. Por ejemplo. Hoy escucho las noticias mundiales, y veo un mundo en llamas. Pero son llamas destructivas. Amenazan con acabar con el mundo como lo hemos conocido. No se detendrán. Nuestro mundo está caracterizado por cambios rápidos, inesperados y radicales. Como resultado el corazón de los seres humanos está lleno de temores, desesperación, ansiedad, frustraciones y desaliento. Hace menos de una década, creíamos que el mundo en este principio del tercer milenio sería distinto. Pero el corazón del ser humano sigue siendo el mismo de hace milenios. El ser humano demuestra que ha sido incapaz con todos sus adelantos a su disposición de resolver sus propios problemas, tales como el incremento explosivo de la población mundial, la contaminación del medio ambiente, la proliferación del armamento bélico, entre ellos, los de energía nuclear, capaz de destruir a grandes porciones de la humanidad. Tampoco los gobiernos han sido capaces de acabar con el alto índice de criminalidad, la violencia, la neurosis urbana, los problemas viejos de la humanidad: lucha por el poder, los problemas raciales, luchas religiosas, y la decadencia social, moral y política. Lo que se nos avecina será una lucha de civilizaciones enteras.

¿Quién o qué puede detener a un mundo así? Solo un avivamiento espiritual, puede hacer la diferencia. Pero como sabemos no debemos desanimarnos, Dios está en control. Y, Dios a veces se vale de medios que nosotros no alcanzamos a comprender. En Su infinita sabiduría, Él usa en muchas ocasiones, nuestros dolores, nuestros sufrimientos y nuestras desgracias temporales para conducirnos a una dicha y utilidad eternas. Por ejemplo, tenemos información confidencial del sufrimiento de los cristianos, hoy mismo en el mundo. El cristianismo ha llegado a ser el emblema del mundo occidental, por lo tanto, cada misionero cristianos que es enviado al mundo oriental se ve como un enemigo. En esta misma hora, mientras escribo estas notas, posiblemente cien cristianos, están dando sus vidas y sufriendo persecución en alguna parte del mundo. Pero hay misioneros y misioneras que sienten el fuego en sus huesos y están listos para ir. Hace pocos años, estuve en un centro mundial de misiones, conocí a varias parejas que con sus familias estaban saliendo a países considerados de alto riesgo para la obra misionera. Todos ellos, egresados de universidades y de seminarios. Alta preparación académica, líderes en sus propias congregaciones y asociaciones regionales. No estaban allí por aventureros. Algunos venían, inclusive del mundo de los negocios, con mucho éxito en sus logros profesionales. Pero estaban, allí listos para salir al campo misionero en donde el peligro sería el denominador común. Me volteé y le pregunté discretamente, al dirigente que nos había llevado hasta allí: ¿Qué podemos hacer por ellos, en caso de que estén en peligros de muerte? Su rápida respuesta, me dejó, muy conmovido: “_Cada uno de ellos, sabe que no podremos hacer nada para salvar sus vidas. Ellos están yendo aunque saben que podrán morir en el campo misionero…” ¡Eso es fuego en los huesos!
Fuego en los huesos sientes y me preguntas si vas de una vez al ministerio. Me entero que a tus diecinueve años, estás a la mitad de tu carrera universitaria y te animo a que terminas la universidad, y después vayas a un seminario teológico. ¡Esos años te serán importantísimos! Debes saber que el formar un verdadero hombre de Dios, no es algo instantáneo, sino fruto de un proceso. Así ha sido desde los orígenes de la iglesia hasta nuestros días. Razón tenía un profesor de teología a la que un alumno recién entrado al seminario preguntó: ¿Cuánto tiempo se tardará un seminario en formar un hombre de Dios? el profesor respondió: “_Eso depende de lo que usted quiere cosechar como ministro del Señor Jesucristo. Una calabaza en seis meses, esta lista; pero si lo que usted quiere es un roble, será un proceso de varios años”…

Por ello, me gustaría ver en tu caso y porque tienes mucho valor como joven de Dios, las siguientes determinaciones: es necesario que luches primero con tu vocación en el terreno de la universidad. Allí tienes un campo misionero de dimensiones extraordinarias. Los hombres y mujeres que dirigirán el destino de nuestro país, están allí. Ahora son tus compañeros de clases, están a tu nivel. Enfréntalos con la verdad. Confróntalos con el Hombre Nuevo prometido por el Señor JESÚS. Argumenta con la Biblia en la mano sus pensamientos banales. La universidad es el encuentro del saber del pasado, los conocimientos del presente y las especulaciones del futuro. Como soldado de Cristo en ese campo tienen mucho que hacer. Prepárate. Enseña. Resiste. Vence. No te quedes nunca callado ni siquiera ante el profesor más distinguido en la defensa de tu fe que el Señor te ha dado, porque en el asunto de cómo el Señor te ha salvado y lo has experimentado, tú eres el único doctor en esa materia. No sucumbas ante el materialismo profesional, ni las tentaciones del poder y la gloria de esta “Feria de la Vanidad” que es la presente generación. Tú eres el roble de Dios que se está formando para reemplazar a los robles que fueron plantados, antes que tú. Sé que Dios mantendrá Su fuego en ti porque como dice Jeremías 1.5 “Antes que te formase en vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”

Fuego en los huesos, también deberá tener, si en los planes de Dios, Él tiene para ti el matrimonio, la mujer que comparta tu ministerio. La vida doméstica del que anhela el ministerio es de vital importancia. Imagínate que es de tanta importancia que la Biblia en los textos que tocan este aspecto, hace más énfasis en lo que el obrero de Dios deber ser, antes de lo que el obrero de Dios de hacer. En los tiempos de la Roma imperial, a pesar de la inmoralidad que reinaba en todos los niveles sociales, circulaba un refrán que decía: “La mujer del César no sólo tiene que ser honesta, sino que además tiene obligación de parecerlo” ¡Cuántos más a nosotros los que servimos al Señor! Necesitarás una mujer que te acompañe, que también a su vez, ella haya sido llamada a la divina vocación de servir al Señor a tu lado. Considero que después de tu divina vocación, tu esposa será lo más importante en tu ministerio. La seguridad de tus hijos en el futuro, el éxito de tu ministerio total y alcance de lo que puede hacer tu corazón encendido para Dios, estará íntimamente en proporción con la elección que hagas hoy de tu compañera para toda la vida. Porque parodiando con mucho respeto a lo que dijo el Señor en cuanto al alma, lo es también en cuanto al hogar: De nada sirve que un hombre gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas, pierde a su esposa e hijos.

Fuego en los huesos has sentido al insistirme: ¿Debo ir ahora mismo, que estoy seguro de que el ministerio es el plan de Dios para mi vida? Creo que nadie estuvo más claro de Su misión histórica en esta vida que JESÚS. ¿En dónde y cuántos años tenía al momento en que Él descubre que es el Hijo de Dios? Veamos. Sus padres humanos José y María, fueron al templo en Jerusalén en compañía de JESÚS, quien tenía doce años. Terminaron los servicios de la fiesta de la Pascua, los padres se marcharon. Nos cuenta la Biblia, que sus padres tenían todo un día viajando hacia Nazaret, cuando descubren que JESÚS, no está con ellos. Lo buscaron entre la caravana de amigos y otros familiares, no lo hallaron. Obviamente, se preocuparon. Retornaron a Jerusalén y encontraron a JESÚS en templo, en medio de los maestros y doctores de la ley. Él los escuchaba con atención pero también les hacía preguntas. Todos estaban admirados y sorprendidos por Su inteligencia. Sus padres se agradaron al verlo y Su madre, le reclamó: _ “¡Hijo! ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado preocupados buscándote?. Pero JESÚS les respondió: _ “¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?”

JESÚS, siendo todavía un muchacho ya percibe claramente el llamado de Dios, siente con toda intensidad el fuego en los huesos de aquel llamado. Pero, ¿Qué puede hacer? ¿Por donde empezar? ¿Reclutar discípulos? ¿Empezar a hacer milagros? Por supuesto que José y María no entendieron toda la profundidad de lo JESÚS, les dijo. Sin embargo, JESÚS volvió con sus padres a Nazaret y les obedecía en todo. ¡Asombroso por dieciocho años trabaja en el oficio y el negocio de la familia! Sin embargo, la Palabra dice: “Mientras tanto, Jesús seguía creciendo en sabiduría y en estatura. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con Él, y lo querían mucho”. Lucas 2.52 (BLS)

Amado Gabriel, creo que es exactamente, lo que por ahora, debes hacer. Concéntrate en servir a tu familia, siendo un buen hijo con tus padres, terminando la carrera universitaria que has emprendido. Hazte un miembro responsable en una iglesia local, por favor, escoge a una congregación que se enfoque más en la Palabra de Dios, en la oración, la evangelización y el discipulado que en fácil camino de lo milagroso y espectacular. ¡Que predique la cruz de Cristo y no el éxito temporal! ¡Por favor! Búscate una denominación seria e histórica. Enrólate en el liderazgo regional, nacional y mundial. Pero por encima de todo, madura. Después ve a un seminario teológico, no para recibir el llamado, porque ya lo tienes, sino para perfeccionarte para servir al pueblo de Dios y dar lo mejor de ti.

Hijo, por último: La vida está delante de ti. Estás dando tus primero pasos después del umbral. Frente a ti están todas las posibilidades. Veo que existe en tu ser energías sin límites y ya tus pies reclaman impacientes el camino que te queda por recorrer. Como esos corredores que se ha preparado para la carrera, estás listo para emprender la tuya. A pesar de mi edad, te comprendo, porque esa misma pasión y energía que tú sientes al iniciarla, la estoy sintiendo yo al terminarla. Eres mi relevo. Será mi privilegio pasarte el testigo. Es la hora de que tú crezcas y yo mengue. Estoy feliz por ello. Ayer mi triunfo era el tuyo. Mañana tu triunfo será el mío. Hoy oro por ti y pido bendiciones para esa larga jornada. Como tú lo dijiste: “eres un fruto de mi fruto”. Es decir, hijo de mis discípulos y por eso, las palabras de Juan, las hago mía: “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad”. No te preocupes y grita conmigo:
¡Nada, ni nadie podré detenerme, ni quitarme este fuego en mis huesos!

Es todo por hoy,
Pastor y amigo,
Francisco Aular
(703) 368-9176
faular@hotmail.com
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¡Fuera con el temor!

"Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. Apocalipsis 1.17-18 (RV60)…“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Juan 14.1-2 (RV60)
Amado(a) en Cristo:

Dice una leyenda, que cierta vez un peregrino oriental le preguntó al cólera morbo: _¿Adónde vas?_¡A Bagdad, a matar a cinco mil personas! Contestó la epidemia. Pocos días después el mismo peregrino se encontró nuevamente con el cólera que salía de la ciudad. _Me dijiste que ibas Bagdad a matar a cinco mil personas, pero en realidad has matado cincuenta mil –observó el peregrino._No contesto la epidemia. –Maté cinco mil como dije. Los demás han muerto de miedo.
En efecto, el miedo es una de las causas del fracaso en la vida de muchos seres humanos. El temor paralizante los tiene presos. Son cautivos y no pueden vivir en libertad. Más daño hace el miedo que la razón, psicológica o verdadera por la que se tiene. Sin embargo, nuestro Dios es grande en misericordia. JESÚS, es el regalo de Dios. Por eso, en estos próximos minutos, pensemos juntos en la declaración más grande que nos ha hecho el Señor concerniente a la conquista del miedo.
¡Fuera con el temor! Porque JESÚS, vino desde el cielo para decirnos: “No temas” Es evidente que Dios sabe que los seres humanos nos enfrentamos a cada momento a situaciones de miedo. Y ciertamente, el problema del temor es un problema que debe ser reconocido en muchas vidas, tratado y eliminado. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a muchas situaciones en que el ser humano, es hasta lógico y comprensible que tenga miedo. Hoy los medios masivos de comunicación nos presentan noticias que nos llegan hasta nosotros al minuto de producirse. Pero como las buenas noticias, no venden, nos llegan las malas. Vivimos momentos en que nuestra civilización como la hemos conocido hasta ahora, amenaza con tocar fondo. Millones de personas en el mundo tienen que recurrir a medicinas para controlar el miedo que no les permite vivir. Esto explica porqué millones de seres humanos viven esclavizados por el temor. Este hecho se ve en todas las clases sociales: la alta y la baja, el rico y el pobre, el anciano y el joven, el nativo y el extranjero, el erudito y el ignorante, el que gobierna y los gobernados. Esta generación tiene miedo de todas clases: temor a otros y a sí mismos, temor al pasado, al presente y al futuro, temor a vivir en su país y fuera de él, temor de los afuera y de los adentro de su casa, temor a la enfermedad y a la salud, temor a divertirse y temor a sufrir, temor a la vida y temor a la muerte, temor a la pobreza y a la riqueza, temor a tener y temor a no tener. Etcétera. Pero tengo buenas noticias: JESÚS, vino precisamente con Su misión y mensaje para librar al ser humano del poder enervante y depresivo del temor. El mismo día en que nació, JESÚS, un ángel de Dios se le apareció a los pastores que estaban cuidando sus ovejas cerca de Belén. Los pastores, nos dice la Biblia, se asustaron y sintieron miedo. Pero el ángel les dijo: “No tengan miedo”. JESÚS mismo, la noche en que fue entregado por Judas para ser crucificado, les dijo a
Sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón”. Y, luego como el Salvador y Señor, resucitado y viviente, les dice a Juan, Su discípulo amado en el primer capítulo del último libro de la Biblia: “No temas”.

¡Fuera con el temor! Porque JESÚS, dice: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. ¿Cómo podemos vencer el temor? Es la pregunta que se hace el ser humano. Respondo con mucha sinceridad, conozco la Palabra de Dios, por más de cuarenta años. Esta Palabra me ha servido primero para llevarme a la conquista de mi propio temor, con ella, he podido predicar el mensaje liberador de los temores de miles de hombres y mujeres. He predicado esta verdad por más de cuarenta países, en treinta y cinco años de ministerio a tiempo completo en la obra de Dios. Esta verdad la he enseñado y anunciado, en hospitales, cárceles, en universidades, por radio, televisión, prensa, teléfono e internet. He predicado en las calles, de puerta en puerta, en las plazas, en coliseos grandes y pequeños. He contado de la verdad de Dios a personas individuales, grupos pequeños y grandes concentraciones. He anunciado el evangelio a tiempo y fuera de tiempo. No me he quedado callado. No he rebajado las demandas de lo que exige el evangelio. No me he vendido ante nadie. La verdad es que no tengo bienes materiales, ni los deseo ni los envidio. Mi esposa y yo, hemos aprendido a contentarnos con lo que Dios nos ha dado. He vivido lo suficiente para celebrar bodas, presentar niños delante de Dios, evangelizar y hacer discípulos. También me ha correspondido despedir a personas en los cementerios. Hasta ahora, no he visto ni a un solo cadáver que se lleve algo de lo que ha acumulado en su vida. Esta “Feria de la Vanidad” en que he vivido, no me fascina. Tampoco me atrae. No soy teólogo de fantasías, ni de supersticiones, ni de la prosperidad. Soy cristiano de la cruz. No creo que JESÚS, vino del cielo se humilló al hacerse humano y se humilló muriendo en la cruz, para darme cosas temporales solamente. La Biblia dice: “Si nuestra esperanza es que Cristo nos ayude solamente en esta vida, no hay nadie más digno de lástima que nosotros” 1 Corintios 15.19 (LBLS) Por eso, vivo con Cristo Crucificado y Resucitado viviendo en mí. ¡Eso es suficiente! No me permito tomarme a mi mismo como alguien que mereciera algo o que la vida le debiera algo. Solo por la misericordia de Dios soy lo que soy, un pecador arrepentido en construcción hacia lo que debo ser en el Señor. Soy fruto de los hombres y mujeres que viendo aquel joven campesino que no merecía nada, creyeron en él y se invirtieron en él. ¡Imposible olvidarlos y traicionarlos! El Señor, me ha permitido vivir al lado de mi esposa por treinta y siete años. Mary, ha sido todo lo que una mujer de Dios debe ser. ¡Gracias amada mía! Hemos levantado a cuatro hijos, nos han dado seis nietos. ¡Estoy listo para ir a la presencia de Dios, hoy mismo si en Su gracia, me llevara! La única riqueza que dejamos a nuestros hijos es habérselos regresado a Quien nos los dio. Ellos todos son cristianos conocedores y portadores de la herencia incorruptible de la vida eterna en JESÚS. Por todo estas y muchas otras razones. Puedo, gritar con todas las fuerzas de mi ser: ¡La Biblia, la Palabra de Dios es verdad, y por sobre todo: Funciona! Por ello, mi corazón ¡No tiene miedo, ni se turba!

¡Fuera con el temor! Porque JESÚS, dice: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Al conocer el propósito de Dios para nuestra vida, elimina nuestros temores. Al saber a donde vamos a salir de este mundo, nos da el verdadero propósito para vivir y morir. Pero millones de personas en la actualidad, no saben para qué han venido por estos pocos años, al mundo. Igualmente, piensan que al morir es el final de la jornada, en realidad es sólo el principio. Por el relato de Juan capítulo tres versículos 1 hasta el 7, JESÚS tuvo un encuentro con un ser humano importantísimo, según lo que la gente aprecia en este mundo. Nicodemo era “gobernante de los judíos” Un miembro del Sanedrín, el concilio de gobernante del judaísmo. Él era fariseo una secta legalista que como todos los legalistas exteriorizan su religión, exigiéndoles a otros lo que ellos mismo, no dan. El Señor, les dijo muchas veces a los dirigentes de esta secta, que pese a ser fanáticamente religiosos, no estaban más cerca de Dios que las prostitutas y otros miembros de las chusmas de esa época. Como fariseo, Nicodemo, cumplía con todas las demandas de su religión. Pero, ¡sorpresa! A este hombre JESÚS, le dijo: “_Te aseguro que si no naces de nuevo, no podrás ver el reino de Dios”. Lo explico así: es evidente que el nacimiento desde nuestra madre, nos puso en la tierra. Pero lo humano es solamente humano. Lo humano no podrá entrar al cielo. Por lo tanto, una vez que estamos en esta tierra, obviamente, como seres humanos: ¡Necesitamos un nuevo nacimiento que nos ponga en el cielo! El primer nacimiento, no lo decidimos nosotros. Pero el segundo sí. Por eso Dios nos invita a que nazcamos de nuevo. En nuestro primer nacimiento, Dios utilizó a nuestros padres humanos. En el segundo nacimiento, Dios utiliza a Su Palabra y al Espíritu Santo y nuestra obediencia y docilidad al someternos a la dirección Divina. Así podemos entender que el único propósito al nacer en este mundo es llegar a conocer, experimentar y vivir para la gloria de Dios. Por eso, Agustín de Hipona, (354-430) dijo: “¡Oh Señor! Nos has hecho para ti, y nuestros corazones estarán insatisfechos hasta que descanse en ti” La misma verdad, la dijo el gran físico y filósofo francés Blas Pascal, (1623-1662) “En el corazón de cada hombre existe un vacío con la forma de Dios, que no puede ser llenado con ninguna cosa creada, sino por Dios mismo, el Creador revelado por medio de Jesucristo”. ¡JESÚS, ha llenado cada espacio de mi corazón y de mi vida! Él me promete que está preparando un lugar para mí en el cielo! Con sobrada razón se ha dicho que tanto la religión como la filosofía han sido los intentos humanos más logrados para encontrar a Dios, mientras que se ha definido al Cristianismo como el mejor recurso Divino para llegar al ser humano. Por eso, vino JESÚS, desde el cielo. Por eso vivió como nadie ha vivido en la tierra. Por eso murió como nadie ha muerto en este mundo. Por eso resucitó como nadie lo ha hecho en la historia del ser humano sobre la tierra. Pablo, lo dijo de una manera resaltante: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8.9 (RV60) Esto mismo explican Sus palabras que encabezan esta carta: “No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

El Señor Jesucristo nos exhorta a no tener miedo. Él nos recuerda que es “el primero y el último” el alfa y omega, la primera y última letras del alfabeto griego. ¡JESÚS es nuestro éxito y la felicidad! ¡Nuestra pasión y triunfo! ¡No podemos perder teniéndolo a Él!

Los tres asuntos fundamentales del ser humano y por los cuales siente temor son: la vida, la muerte y la eternidad. JESÚS, nos pide que vengamos a Él, por eso dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14.6 (RV60) Su discípulo Juan, escribió sobre JESÚS, diciendo que es la Vida, sí la Vida con mayúscula, porque no se refiere a la vida “bios” que es la vida humana que nos vino de nuestros padres humanos; sino “Zoé” la Vida que viene del cielo y por lo tanto, es eterna: “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo no tiene la vida”. 1 Juan 5.11-12 (RV60) La pregunta que te voy hacer, es vital para que venzas el temor y también tiene implicaciones eternas: ¿Cuántos nacimientos celebras? Si has nacido de nuevo, tienes al Hijo en tu corazón y debes celebrar dos nacimientos. ¡Tu destino eterno está en las manos de Cristo, vas al cielo con tu nueva vida! Si no has nacido de nuevo, no tienes al Hijo de Dios en tu corazón y debes celebrar uno. ¡Tu destino eterno los has decidido hasta hoy, estás separado de Dios y lo peor estarás separado para siempre por la eternidad. ¿Qué impide que vengas a Cristo? ¡Ven ahora mismo! ¡Hoy es el día de salvación! Por supuesto, que nosotros que tenemos vida eterna en JESÚS, no estamos exentos de sufrir, enfrentar las demandas de la vida humana. Sabemos con toda seguridad que la vida presente es sólo un entrenamiento para la Nueva Jerusalén en que viviremos para siempre. Aquí estamos de paso. Un día tenemos que cruzar el doloroso río de la muerte para llegar a la Tierra nueva y cielo nuevo. Pero sentimos en lo más profundo de nuestro ser, la voz de nuestro amado JESÚS que nos dice: “No temas”. No sabemos que habrá en el futuro. Pero descansamos con fe, esperanza y amor en las promesas de Dios para sus hijos y por eso podemos cantar con la poeta Gloria Gaither: “Yo sé que un día el río cruzare; con el dolor batallaré. Y al ver la vida triunfando invicta. Veré gloriosas luces y veré al Rey. Porque Él vive triunfaré mañana, porque Él vive ya no ha temor; porque yo sé que el futuro es suyo, la vida vale más y más sólo por Él”. Por eso, amado (a): ¡Fuera con el temor!

Es todo por hoy,
Pastor y amigo,
Francisco Aular
(703) 368-9176
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"Seamos agradecidos."


“Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente”. Hebreos 12.28 (NVI) “….y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” Lucas 17.16-18 (RV60)
Amado(a) en Cristo:
Guardo muchos recuerdos de los primeros tiempos en que aprendí a leer y a escribir. Aquellos mis libros primarios, venían cargados de relatos, poesías, anécdotas, fábulas y cuentos que nos enseñaban que la vida estaba delante de nosotros y que debíamos entrar a ella reconociendo y viviendo los verdaderos valores fundamentales para la formación del carácter, habíamos de hacer nuestras las virtudes cristianas como el amor, la esperanza, el valor, la gallardía, la gentileza, la generosidad. Etcétera. Entre aquellas cualidades, también resaltaba la gratitud. ¿Qué es la gratitud? Es el sentimiento que mueve a estimar el beneficio recibido y a corresponder a él de alguna manera. Miguel de Cervantes dijo: “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que se reciben” La gratitud debiera ser nuestra compañera de viaje, desde que tenemos razón de ser hasta el día de nuestra salida de este mundo. La gratitud no es solamente para sentirla, sino para expresarla. Pero como decía al principio, uno de mis relatos favoritos en aquellos años de mi niñez, era el siguiente: Un pobre esclavo de la antigua Roma, en un descuido de su amo, escapó al bosque. Se llamaba Andrócles. Buscando refugio seguro, encontró una cueva. A la débil luz que llegaba del exterior, el muchacho descubrió un soberbio león. Se lamía la pata derecha y rugía de vez en cuando. Andrócles, sin sentir temor, se dijo: -Este pobre animal debe estar herido. Parece como si el destino me hubiera guiado hasta aquí para que pueda ayudarle. Vamos, amigo, no temas, vamos... Así, hablándole con suavidad, Andrócles venció el recelo de la fiera y tanteó su herida hasta encontrar una flecha profundamente clavada. Se la extrajo y luego le lavó la herida con agua fresca. Durante varios días, el león herido y el hombre compartieron la cueva. Hasta que Andrócles, creyendo que ya no le buscarían se decidió a salir. Varios centuriones romanos armados con sus lanzas cayeron sobre él y le llevaron prisionero al circo. Pasados unos días, fue sacado de su pestilente mazmorra. El recinto estaba lleno a rebosar de gentes ansiosas de contemplar la lucha entre aquel hombre y la bestia feroz. Andrócles se aprestó a luchar con el león que se dirigía hacia él. De pronto, con un espantoso rugido, la fiera se detuvo en seco y comenzó a restregar cariñosamente su enorme cabeza contra el cuerpo del esclavo.-¡Sublime! ¡Es sublime! ¡César, perdona al esclavo, pues ha sojuzgado a la fiera! -gritaron los espectadores. El emperador ordenó que el esclavo fuera puesto en libertad. Lo que todos ignoraron fue que Andrócles no poseía ningún poder especial y que lo ocurrido no era sino la demostración de la gratitud del animal...

“Seamos agradecidos” Comencemos por agradecer a Dios, así, lo cantó David en el Salmo 103: “Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas”. (NVI) JESÚS, nos enseñó que Dios espera de nosotros una actitud de gratitud. Vemos al Señor sanar a diez leprosos, pero solamente uno de ellos mostró su gratitud. El Señor al ver las muestras de agradecimiento de aquel hombre, exclamó: “¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” Mis amados aunque es imposible conocer o comprender el corazón del ser humano, podemos saber muchas cosas sobre él, una de ellas es que en el corazón del ser humano, existe mucha ingratitud hacia Dios, su Hacedor. Confieso, que yo no sabía agradecer al Señor como era debido, fue algo que me correspondió aprender. Comencé por agradecer al Señor por la comida. Aprendí a orar, dándole gracias a Dios por los alimentos. A principios sentía un poco de vergüenza al hacerlo. Hoy siento vergüenza si no lo hago. No me importa en donde esté y de quien o cual sea mi invitado a la mesa. He tenido experiencias preciosas al hacerlo, también me cuido mucho no ser rutinario al hacer esa sencilla oración. Leí acerca de un campesino cristiano que fue a la ciudad a vender sus mercancías, aprovechó el viaje para la ciudad para visitar a su sobrino quién estudiaba en la universidad. Fue invitado por algunos de los compañeros de estudios de su sobrino a comer con ellos. El hombre del campo era también un gran cristiano. Antes de comer delante de todos, se quitó el sombrero e invitó a los jóvenes a orar. El joven se sintió avergonzado por la actitud de su tío y le dijo que eso de dar gracias ya no se usaba en la ciudad. Que orar por los alimentos era una costumbre anticuada y no se veía bien hacer eso en un lugar público. Todos los compañeros de clase del joven estaban asombrados por la sinceridad de aquel sobrino con su tío. Más se asombraron con la respuesta del tío. El campesino le dijo al joven que en su hacienda también había algunos que no daban gracias a Dios por los alimentos, y no vivían en la ciudad. El joven sintió alegría porque creía que había convencido a su tío: “¡Ya ve usted que es verdad lo que le digo! Pero dígame ¿quiénes son los que no dan gracias antes de comer en su hacienda? El campesino le contestó lacónicamente: “Mis cerdos”…
“Seamos agradecidos” Con los que nos han ayudado a ser lo que somos. Soy de esos que le encanta ir a los eventos públicos. Especialmente las graduaciones. Ver aquellos que coronan con un triunfo la carrera universitaria que han hecho, me entusiasma. Admiro lo que los seres humanos somos capaces de ser y hacer. Todavía me acuerdo especialmente de una ocasión en que el graduando con mayor éxito y ganador del primer premio, pasó al escenario, entre los aplausos de familiares y amigos. Sus profesores y compañeros de promoción se pusieron en pie. El público también. Tomó el micrófono en sus manos. Todos hicieron silencio. “¡Muchas gracias!”, “¡Muchísimas gracias!” Dicho esto, se tomó un largo tiempo para agradecer a las personas que le habían ayudado, entre los cuales estaban:-sus profesores, la familia, los amigos y muchos otros- Recuerdo que sus palabras finales fueron: “¡No lo hubiera podido hacer solo!” De este mismo parecer era Sir Isaac Newton, el Padre de la Física, dijo: “Si he podido ver más allá que otros hombres, es porque estoy encaramado sobre los hombros de gigantes.” Perdónenme que haga alusión personal. Pero en mi caso, no hay un día que no exprese al Señor mi gratitud por haberlo conocido espiritualmente, por haber nacido de nuevo. También recuerdo a las primeras personas que me hablaron de JESÚS, y me enseñaron esas verdades eternas del evangelio. Imposible olvidar a mis pastores, diáconos, hermanos y hermanas que se invirtieron en mí. Punto aparte merecen mis colegas y discípulos con los cuales el Señor me premió al tenerlos a mi lado, por un poco de tiempo de mi vida. Tampoco se me olvida el lugar humilde, desde el punto de vista económico, en el cual nací. Agradezco al Señor por mis padres, mis hermanos y los que me cuidaron cuando yo no podía valerme por mí mismo. Guardo en mi corazón como si fuera un tesoro el recuerdo de mis primeros maestros y luego, los profesores en mi secundaria y el seminario. Porque no decirlo aquí una vez más, a mi familia cercana que formé con mi esposa Mary, mis hijos que nacieron en la casa pastoral y que ahora adultos sirven al Señor con gozo con sus cónyuges e hijos. ¡Verdaderamente, ellos son los gigantes sobre cuyos hombros estoy montado! ¡Alabado sea el Señor!

“Seamos agradecidos” a Dios por Su Divina Providencia. La Divina Providencia es la suprema sabiduría de Dios que rige el universo y a los seres humanos y cuida de ellos. Nuestro mundo y nosotros los que habitamos en él, no somos frutos de la casualidad, ni por un golpe de suerte llegamos aquí. Dios preserva y gobierna este mundo, sin que se le escape un solo detalle. Cada momento, Dios hace provisión a nuestro favor para que se cumplan Sus fines y propósitos. El sólo meditar en estas cosas me lleva a expresar de todo corazón: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11.33 (RV60) Sin embargo, muy pocas veces expresamos nuestra gratitud hacia Dios por Su Divina Providencia. Dios nos libra a cada paso de tentaciones, de peligros y hasta de la muerte, pero nosotros lo atribuimos a la “buena suerte” que tenemos. Por ejemplo, existen personas que nunca han orado a Dios en alabanza por lo que Él, es. Y acciones de gracias por lo que Él, hace. Otras personas que saben estas cosas, pasan años sin orar. Yo creo que un buen ejemplo sobre eso es el siguiente: Se dice que en cierta ocasión, un barco fue sorprendido por una terrible tempestad. Los rudos marineros de aquel barco estaban acostumbrados a las tormentas, pero nunca se habían visto en una semejante como aquella. Perdieron toda esperanza de salir con vida, y empezaron a buscar entre ellos a alguien que por lo menos orara a Dios para que los sacara de aquel trance. Uno de los marineros dijo el nombre de uno de ellos, diciendo que este marinero era el mejor de ellos, moralmente hablando, y por lo tanto sería la persona indicada para que orara a Dios. Este marinero que era el mejor de todos, dijo: “Pero…si hace como quince años que yo no oro a Dios” “¡Qué importa!”, le dijeron sus compañeros, “tú eres el mejor entre nosotros. Ora a Dios para que nos libre de esta tempestad.” Entonces aquel marinero se quitó su gorra negra, que bien se parecía a su propio corazón, inclinó su cabeza, y cerrando sus ojos dijo: “¡Oh Dios, si nos libra de esta tempestad, te prometo no molestarme más…por otros quince años!”… ¿Qué tanto hace que tú no oras? ¿Cuánto tiempo llevas sin que tus lágrimas de gratitud mojen tus ojos y tus mejillas? ¿Desde tus días de la niñez para complacer a la abuela? Deja por un momento de leerme y clama al Señor. Pídele que te perdone. Pídele que Su Santo Espíritu llene tu espíritu. Pídele que Su Palabra, la Biblia te ilumine y encuentres el regalo de tu nuevo nacimiento por la fe. Pídele que puedas encontrar una familia espiritual, una iglesia local en que puedas desarrollar y crecer y madurar en Él. No viniste a este mundo por casualidad, eres parte del propósito de Dios para hacerlo mejor. ¡Comienza hoy!
“Seamos agradecidos” He vivido bastante, y conozco también la maldad que habita en mi propio corazón y los demás seres humanos. Vivo en guardia para mantenerlo en la raya. Lo doloroso es que no solamente somos ingratos hacia Dios, sino que también los somos muchas veces hacia nuestros padres a quiénes tanto debemos en el pasado, nuestras parejas e hijos con las cuales compartimos el presente. Somos ingratos hacia quienes nos han enseñado en la educación y en la labor que hemos aprendido para vivir. Lamento que hasta en nuestra órbita eclesiástica, seamos mal agradecidos y desleales. Eso explica porque vamos de casa en casa, de trabajo en trabajo y de iglesia en iglesia. Somos ingratos con nuestros compañeros de trabajo y de estudio. ¿A quién le echamos la culpa de nuestros fracasos en ser agradecidos? Hace poco leí algo que me pareció realmente acertado y de gran sentido común. Se trata de una forma de medir a las personas. Consiste en observar como valorar a quiénes nos rodean. La gente para la cual todos sus compañeros son estupendos, sus familiares formidables y los que están en autoridad como sus jefes, buenas personas, es que ellos mismos son estupendos, formidables y buenas personas. Y, por el contrario, las personas que no ven más que defectos en todo el que tiene alrededor, generalmente son ellos los que están llenos de defectos. Por otra parte, un buen lugar para comenzar a ser agradecidos es en nuestro propio corazón, porqué si de veras somos de JESÚS, como lo aconsejó San Juan: “Debemos andar como él anduvo” Su vida fue una vida llena de acciones de gracias. Igualmente aconsejó el apóstol Pablo: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13.5 (RV60)
Amados míos: No obstante, en nuestra relación con Dios, he descubierto una verdad que me llena de inmensa gratitud hacia Él. A pesar de nuestra ingratitud, Dios nos ama porque, Él es amor. Con toda seguridad Su consejo nos beneficiará más a nosotros y a nuestro prójimo que a Dios mismo, por lo tanto, escuchémoslo una vez más: “Seamos agradecidos”
Pastor y amigo
Francisco Aular
Visite también la bitácora que habla de las Marchas:
http://francisco-aular.blogspot.com/

Renueva tu mente (Parte 2)

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4.7-8 (RV60)

Amado (a) en Cristo:
Una mente como la mente de JESÚS es el plan de Dios para nosotros. Nada más. Nada menos. Imagínese por un momento que esta noche antes de dormirse, Dios le dice: “Mañana al levantarte tendrás la mente de mi Hijo JESÚS. Así andarás todo el día”. Entonces, usted se levanta, se mira al espejo y se dice, todo asombrado. ¡Hoy todo el día seré como JESÚS! Usted comienza por tratar a su esposa como lo haría JESÚS, con toda gentileza y cuidados. Despacha a sus hijos al colegio y su hija de siete años, le dice al despedirse: ¡Papi te pareces a JESÚS! Usted se dirige al trabajo y por primera vez, la antipática de la administradora, le cae bien. Ella le sonríe y usted también. Lo mismo ocurre con su jefe que le dice: “_¡Federico, hace tiempo que quiero decirle que esta compañía no sería lo mismo sin usted, este trabajo que ha hecho hoy, está impecable, es como si Dios lo hubiera hecho. Espere su aumento de sueldo al final de la quincena. Usted siente que su corazón se le sale del pecho. No es por la promesa material; sino porque usted sabe el secreto. Hace tiempo que usted no le hablaba a nadie de la salvación, pero hoy su palabra tiene autoridad. La gente se detiene y le escucha. Usted no siente ninguna vergüenza hablar de JESÚS. Sus acciones se llenan de significado eterno, en vez de lo temporal. Se detiene ante la mujer que vende las flores y le compra un ramo para su esposa, pero antes le explica a la mujer que Dios le ama y tiene un plan para su vida. Le deja una buena propina y saludos especiales para sus familiares. Sus decisiones están controladas por la voluntad de JESÚS. Así que se detiene en una cabina telefónica y llama a sus padres por teléfono y le dice: Papá y mamá quiero que sepan que los amo. Gracias por hacer de mí, el hombre que soy. Quería decirte que tú y mamá son mis dos grandes tesoros vivientes. Usted siente que aquel hombre y aquella mujer ancianos están llorando por la emoción de sus palabras, y a coro, sus padres, le dicen: “Hijo, sentimos que tus palabras provienen del corazón de Dios, gracias por tu sinceridad. Nosotros también te amamos”. Entonces usted mira los árboles verdes como nunca, muy cercana a las nubes usted ve a las gaviotas volando en el cielo azul infinito. Por entre las nubes, el sol se va ocultando, diciendo que el día se acaba. Ve el atardecer más bello de su vida. Parece una postal del cielo para usted. Su corazón siente ganas de orar y alabar al Padre, y lo hace, mientras camina. El amor de JESÚS, domina su conducta, de tal manera que sintió un impulso para llamar, escribir o simplemente orar por sus familiares, amigos y hasta uno que otro, enemigo. Y lo hizo. Usted se da cuenta también de que por primera vez en tantos años manejando su vehículo, su temperamento explosivo no brotó ni en la calle, ni en ninguna parte .Por primera vez, llega a casa en paz. Sin tensión de ningún tipo. Toda la familia cena junta, y tienen un buen tiempo de sobre mesa. Hay risas y lágrimas. Todos celebran y existe un ambiente que pareciera que cada relato de las cosas del día, fuera una oración de alabanza a Dios y de acción de gracias. Por fin, usted pone su cabeza sobre la almohada y antes de quedarse dormido, usted exhala una oración: ¡Gracias JESÚS por permitirme ser como Tú!


La mente renovada es poderosa porque es la mente de JESÚS. Nuestro Dios es entusiasta y sus pensamientos elevados. Dios un día pensó en edificar una ciudad para Él, esa ciudad es denominada en la Biblia, la Nueva Jerusalén. JESÚS, al despedirse de Sus discípulos y por extensión a todos los que somos Sus hermano, dijo: “Voy a preparar lugar parra vosotros”. Por ello, la Biblia dice que la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo. En ese lugar que también llamamos cielo, JESÚS y el PADRE, están entronizados. La presencia de Dios hace brillar aquel lugar y su brillo es como el de una joya, como el brillo de un diamante, transparente como el cristal. La ciudad no tiene templo porque su templo es el SEÑOR, el Dios Todopoderoso, igualmente el Cordero. La ciudad no necesita que el sol o la luna, la iluminen, porque el brillo de Dios la ilumina y el Cordero es su lámpara. Los habitantes de aquella ciudad son de dos tipos, los angelicales que nunca tuvieron cuerpo, y los humanos con cuerpo glorificados, los que vivieron antes, murieron físicamente, pero luego fueron resucitados para vivir en la presencia de Dios para siempre. Estos son los que han nacido de nuevo mientras estuvieron en la tierra. Pero lo cierto, es que gente de todos los países, de todos los idiomas caminaran bajo la luz que ilumina la ciudad. Los reyes de la tierra se inclinaran delante del Rey de reyes y Señor de señores, y entregarán sus coronas y riquezas. Los portones de la ciudad no se cerrarán nunca, porque no habrá noche. ¡Que grandeza de dominio! ¡Que felicidad total y que gloria infinita! ¡Las campanas de todas las torres tocarán de alegría y en alabanzas a JESÚS! Porque, Él y sólo Él, hizo posible que los seres humanos tengamos el derecho de ser ciudadanos en la Nueva Jerusalén. En esa preciosa ciudad nunca el moho tocará sus murallas, ni la escarcha enfriará la atmósfera. Nunca se derramará ni una lágrima de los millones y millones de ojos que estarán en los felices rostros de los habitantes. Se desconocerá allí por completo el dolor, ya físico, moral, psicológico o espiritual. El más anciano de los habitantes nunca habrá presenciado un entierro, nadie llevará luto. No hay hospitales, cárceles ni cementerios. En el transcurso de los millones de años, a nadie se le arrugará la frente, ni en sus cabezas tendrá una cana. No habrá ni manos ni pies paralizados, ni nadie andará encorvado y con bastón por el peso de los años. Todos los habitantes vivirán en una eterna juventud. En esa primavera eterna las flores tendrán un perfume sin contaminación. Las frutas tendrán su sabor inimitable. Allí Dios pasará toda la eternidad, con Sus hijos. Vivirá eternamente con Su pueblo. ¡Esa es la ciudad que Dios planificó antes de la fundación del mundo! ¡Ese es el lugar que Dios está preparando para Sus hijos, ángeles y seres humanos glorificados! Aquellos que lo aman, obedecen y le son fieles, hasta el final. Por eso, la vida del ser humano comenzó en un paraíso y un paraíso será su destino eterno.

Pero el asunto principal es este: La mente renovada por la presencia de JESÚS en nosotros en el poder del Espíritu Santo, se contagia del mismo entusiasmo que tiene Dios, desde antes de que el mundo fuese. Ahora bien, esto nos lleva a algunas preguntas: ¿Sabía Dios que uno de sus ángeles hermosos que había creado para que viviera con Él, en la Nueva Jerusalén, se volvería Satanás? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. ¿Sabía Dios que el ser humano hecho para ser la corona de Su creación, y para morar en la Nueva Jerusalén, le haría mas caso a Satanás que a Él? Sí, lo sabía, pero siguió con Su plan. Por eso, JESÚS, antes de que el mundo fuese, se ofreció para venir y como Él mismo, lo dijo: “Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.” Lucas 19.10 (BLS) De esa manera, aceptando la vida eterna como un regalo invaluable, que nos hace Dios por Su gracia, en la Persona de JESÚS, Dios nos da la vida de Él y el derecho a vivir en la Nueva Jerusalén, la ciudad que Dios está preparando para Sus hijos. Pero toda esta bendición, no es algo automático a nuestro favor. JESÚS dijo: “… si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Lucas 13.3 Porque precisamente, en la Nueva Jerusalén, no entra nada contaminado por el pecado, como lo señala San Juan en el Apocalipsis: “Después me dijo: "¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna, a cambio de nada los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios. Pero a los cobardes, a los que no confíen en mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos, los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán, separados de Dios para siempre". Apocalipsis 21.6-9 (BLS) Por todas estas advertencias de Dios y Su Palabra, es necesario que nos arrepintamos de nuestro pecado. Confiemos únicamente en Jesucristo para nuestra Salvación. Aceptemos el regalo de esta salvación tan grande. Nazcamos de nuevo por medio de la Palabra y el Espíritu Santo y andemos como JESÚS, anduvo en este mundo.

Un párrafo aparte, merece esta otra pregunta: ¿Sabía JESÚS que Su Iglesia, empezando desde Sus discípulos hasta la generación de cristianos que vivan el día en que sea levantada desde la tierra al cielo, se iba a fraccionar en tantas denominaciones y grupos? Sí, lo sabía. Pero es Su voluntad que cada iglesia local sea una agencia de Su reino en todo el mundo. Sus miembros no serán perfectos en esta tierra, pero aprenderán a amarse los unos a los otros, a pesar de sus diferencias. Aprenderán a pedir perdón y a perdonar. Ensayarán una y otra vez. Se levantarán de sus fracasos. Proclamaran a JESÚS Crucificado. Sepultado. Y en victoria: Resucitado y Viviente. Dios les ha entregado a ellos, “las llave del Reino”. Ellos abren las puertas de los cielos, cuando evangelizan, y la cierran, cuando callan. Serán cristianos en construcción hacia la perfección que solamente la tendrán en la Nueva Jerusalén. ¡No hay otro plan!

Como vemos la mente renovada por el poder de Dios, es poderosa y entusiasta. La vida de JESÚS, sobre la tierra muestra el cumplimiento del plan de Dios para salvar a los pecadores de la condenación eterna. ¿Cómo vio JESÚS a los pecadores que se acercaron a Él? Las vio con amor y entusiasmo. No los llamó por lo que eran y habían sido, sino por lo que podían llegar a ser en Él. La historia de la mujer adúltera es emblemática de lo que estamos diciendo. Esta mujer fue traída delante de Él para que la condenara a muerte. Pero JESÚS vio con los ojos divinos a aquella mujer adúltera. La recibió con amor y entusiasmo de tal manera, que se produjo un milagro en la vida de aquella mujer. ¡Qué preciosas palabras del Señor Jesús, ante la evidencia del arrepentimiento de aquella mujer!: “Tampoco, yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Juan 8.11b (BLS) En otras palabras: Renueva tu mente.

La mente renovada es productiva. Déjenme ponerlo de esta manera, podemos tener los pensamientos más positivos pero sin embargo, no hacer nada. Por ello, pensamiento positivo sin acción, es ilusión. El pensamiento renovado por el poder de Dios produce victorias en la obra de Dios. Desear es obtener y aspirar es lograr. Si usted tiene un proyecto pequeño, su acción es pequeña para hacerlo realidad. Si usted tiene un proyecto grande usted tendrá que hacer acciones grandes para lograrlo. Hablando de esto me acuerdo de una experiencia que tuve en la playa de Manglar Alto, cerca de Guayaquil, Ecuador. Caminaba por la playa con mi amigo y discípulo: David Fajardo, cuando observé a una gran cantidad de cangrejos metidos en las cáscaras de caracoles, unos eran grande y otros muy pequeñitos. Me explico, que esos cangrejos buscan una cáscara de caracol y allí se introducen. Su crecimiento tiene mucho que ver con el tamaño de la cáscara de caracol que escojan. Si es pequeña, no crecerán. Si es grande, ellos también serán grandes. ¿Cuál es el tamaño de la obra que quieres hacer para la gloria de Dios? Lo que usted quiera hacer en la vida estará en proporción del tamaño de sus sueños y metas en la vida. Alguien dijo: “Nutre tu mente con grandes pensamientos, pues, nunca te elevarás más allá de tus pensamientos”. Por esta razón, el cristiano debe tener grandes sueños para la gloria de Dios. ¿De que tamaño es el Dios en el cual usted cree? Pero debe recordar, que los sueños son apenas semillas. Es el simple comienzo pequeño de algo grande. En una simple bellota está contenido un roble; en un simple y frágil huevo, está contenida un águila que volará alto y desafiará al mismo sol, mirándolo de frente sin parpadeo; en un simple ladrillo están las paredes de una catedral; en un simple y dependiente bebé, está el futuro presidente de una nación. Es muy importante que usted sepa que la palabra buena suerte, al igual que la palabra azar, deben desaparecer de nuestro vocabulario. Recuerda las palabras de F. L. Emmerson: “Yo creo a pie juntillas en la suerte. Cuando más trabajo, más suerte tengo”. Una mente como la mente de JESÚS, tiene que trabajar como JESÚS: “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” Juan 5.17 Pensando en esto, alguien dijo: “No aguardes con las manos cruzadas que te caiga el bien de lo alto. Si es cierto que Dios alimenta a los pajarillos del aire, también lo es que no le lleva el grano al nido”. Por todo, esto: Renueva tu mente.

Renueva tu mente


“Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón”. Efesios 4.17-18 (LBLA) “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”. Romanos 12.2 (LBLA)

Amado (a) en Cristo:

Solamente un libro escapó al incendio de la Biblioteca de Alejandría. En su interior, estaba un pergamino que contenía el secreto de la “Piedra de Toque”: un guijarro capaz de convertir en oro, cualquier metal común. A la “Piedra de Toque” debería de buscársele en las playas del Mar Negro, y se encontraría, entre miles de guijarros o piedras de aspecto semejante. Los guijarros al tomarlos en las manos, estarían fríos, pero la Piedra de Toque, caliente. Esta era la indicación para encontrar y distinguir dicho guijarro. El hombre que compró el libro y descubrió el secreto pasó muchos meses recogiendo guijarros, y al sentirlos fríos, los arrojaba al mar. Sin embargo una mañana encontró uno. Lo sintió sumamente caliente. A pesar de esto, también lo echó al mar. La explicación es que se había acostumbrado tanto a arrojar los guijarros al mar, que lanzó también la Piedra de Toque, la piedra capaz de convertir en oro cualquier metal común.
Cuando me acerco a estos dos pasajes de hoy, descubro que el apóstol Pablo desea que cada uno de nosotros poseamos, por decirlo de alguna manera, una Piedra de Toque capaz de transformar nuestra vida, por una vida que agrade a Dios, que esa nueva vida espiritual sea continuamente un milagro por la gracia de Dios, mediante la cual estemos por encima de toda circunstancia adversa, y conducidos a una gran victoria.

Permítanme decir algunas de las características de esta Piedra de Toque, que es la mente renovada por el poder del Espíritu Santo, es necesario que sepamos que la Biblia afirma que si hemos nacido de nuevo, tenemos esa mente renovada y tenemos también que aprender a utilizarla en todo lo que somos y lo que hagamos. Veamos.


Renueva tu mente con pensamientos positivos. Hace muchísimos años en Emperador Marco Aurelio, (117-180) dijo una gran verdad: “Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”. Los psiquiatras, psicólogos y aún, los neurólogos, están de acuerdo. Esto no quiere decir, que tenemos que poner nuestra fe en el pensamiento positivo como si fuera Dios, como hacen algunos. Pero si significa lo que he aprendido al andar en esta vida, es decir: si tenemos pensamientos felices, seremos felices. La felicidad no es por lo que tenemos sino por lo que somos. Y, como hemos vistos somos lo que pensamos. Si tenemos pensamientos desdichados, seremos desdichados. Si tenemos pensamientos tenebrosos, tendremos miedo. Si tenemos pensamientos enfermizos, caeremos enfermos. Si tenemos pensamientos de fracasos, fracasaremos. Si tenemos pensamientos de lástimas por nosotros mismos, y decimos, “pobrecito yo” la depresión nos dominará. Si tenemos pensamientos de que nadie nos ama, haremos lo posible por ser odiados por otros.



JESÚS, nos dice que para vivir la plena realización del propósito de Dios para nuestra vida, tenemos que cuidar lo que pensamos: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias”. Mateo 15.19 (NVI) Este mismo sentir, lo expresa Pablo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Filipenses 4.8 (RV60) Quizá después de JESÚS, no hubo otro ser humano que haya ejercido una influencia de tanto alcance como Pablo. En varias de sus cartas habla de sus sufrimientos. Pero dedica toda una carta a su gozo desbordante en el servicio del Señor. ¿Cuál era el secreto de este gran hombre de Dios para vencer aún en las circunstancias adversas? Él mismo nos los dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4.3

Renueva tu mente para que veas tus grandes posibilidades bajo la dirección de Dios. El enemigo de Dios y de nosotros, nos vende la idea, que lo que nos está pasando no tiene solución. Muchas veces hemos dicho de nosotros mismos: “Así soy yo, y no puedo cambiar” “¡Hasta aquí llegué, no puedo más todo me sale mal!” “¡Soy un fracaso, el éxito no se hizo para mí!” “Esta operación que me van a realizar es difícil y lo más probable es que no voy a salir con vida de ella. Esta enfermedad que tengo es mortal.” Existen pensadores negativos y pensadores positivos. ¿Cómo los distinguimos? Robert Schuller, dice, que una persona negativa expresará lo siguiente: “Lo creeré cuando lo vea”. Mientras que, una persona positiva dirá: “Lo voy a ver, cuando lo crea.” El pesimista siempre andará buscando un lugar en donde sentarse para tomar notas de los fracasos de los demás. El optimista siempre estará listo para emprender la acción frente al desafío que tiene por delante. El pesimista construye murallas. El optimista construye puentes. El pesimita se deja guiar por su mente carnal. El optimista por la mente de Dios. El pesimista resta y divide. El optimista suma y multiplica. El pesimista se queja y critica. El optimista alaba y felicita. El pesimista dice: ¡imposible hacerlo! El optimista dice: ¡Sí podemos!

La Biblia tiene historias que me impactan de muchas formas. Todas ellas se han escrito para que nosotros aprendamos. Nos hablan esos relatos de los hombres y mujeres de mentes renovadas que emprendieron y realizaros proezas para la obra de Dios. Les invito a que vayan conmigo a una de ellas. Regresemos a unos cuatro mil años. Enfoquemos en una escena de los israelitas en el desierto, en Cader Barnea. Doce espías son enviados a explorar la Tierra Prometida. Habían transcurridos dos años desde que el pueblo había abandonado a Egipto. Ahora están ante la posibilidad de poseer aquella tierra que Dios les había prometido. Sin embargo, diez de aquellos espías regresan con un informe negativo. Dicen: “_Fuimos al territorio adonde nos enviaste. Es un territorio muy fértil…lo malo es que la gente que vive allí es muy fuerte, y han hecho ciudades grandes y bien protegidas…La gente comenzó a murmurar, pero Caleb, les ordenó callarse y les dijo: ¡Vamos a conquistar ese territorio! ¡Podemos hacerlo!...Pero los otros que habían ido con él empezaron a desanimar a los israelitas diciéndoles que el territorio era malo. _ ¡No lo hagan! –les decían-. ¡No podremos vencer a gente tan poderosa! ¡Los que viven allí son gigantes!... ¡Ante ellos nos veíamos como grillos!...Además es un lugar en donde no se puede vivir. Es tan malo que la gente se muere como si se lo tragara la tierra.” Número 13.28-33 (BLS) ¿Se ha encontrado usted con gente así? Ven gigantes por todas partes. Contagian a los demás con sus palabras desalentadoras. En realidad, todo se detiene cuando damos riendas sueltas al pensamiento negativo. Siempre hay personas que ven imposibilidades y tienen argumentos a mano para que un dirigente visionario, no emprenda aquello para lo cual el Espíritu Santo, lo está llamando.

Sin embargo, Dios siempre tiene a hombres y mujeres que poniendo sus pies sobre la tierra, ponen sus pensamientos en Dios. Hombres como Caleb, este hombre de Dios, no se unió a los pesimistas, ni a las quejas del pueblo contra sus dirigentes. Son los que depositan toda su confianza en Dios para el triunfo: “El territorio que vimos es bastante bueno; allí siempre habrá abundancia de alimentos. Dios nos ama; nos ayudará a entrar en él y nos los dará. Lo importante es que no se revelen contra Dios ni tengan miedo a la gente que vive en ese territorio. Será muy fácil vencerlos, porque ellos no tienen quien los cuide. Nosotros en cambio, contamos con la ayuda de nuestro Dios. “¡No tengan miedo!”. Números 14.7-9 (BLS) Necesitamos pertenecer a un equipo de pensadores de posibilidades que desde hace tiempo, yo lo llamo: “El equipo Caleb” El hombre que se atrevió ir en contra de las murallas porque se movía con estas consignas: “¡Contamos con la ayuda de nuestro Dios! ¡No tengan miedo!” El hombre que reconoció que aquellos enemigos eran reales, vio las dificultades; pero construyó puentes, con la fe, la visión y la pasión. ¡Nada, ni nadie puede detener a un hombre así! Me parece que a cuatro mil años, todavía, escucho su voz: “Subamos luego y tomemos posesión de ella”.

Renueva tu mente por medio del propósito de Dios para tu vida. Los especialistas en el cerebro humano nos dicen que existen millones de células cerebrales que están esperando ser despertadas. Sin embargo, la Biblia nos explica que la mente natural, es decir, sin la intervención de Dios, es una mente vanidosa. Salomón dijo: “¡En esta vida nada tiene sentido! ¡Todo es una ilusión!” Usted puede mentalmente lograr muchas cosas en esta vida. La mente es prodigiosa. El doctor Earl Radmacher, especialista en el estudio del cerebro humano, nos dice: “La mente humana es una computadora fabulosa. De hecho nadie ha sido capaz de diseñar una computadora tan intrincada y eficiente como la mente humana. Consideremos esto: el cerebro es capaz de grabar 800 memorias por segundos durante 75 años sin siquiera cansarse alguna vez…el cuerpo humano puede cansarse pero, pero el cerebro nunca. El ser humano no usa más del dos por ciento de la capacidad de su cerebro…Usted realmente nunca olvidará nada; simplemente no lo recuerda. Todo está archivado permanentemente en su cerebro”. Pero me pregunto: ¿Quién puede decir que no ha tenido malos pensamientos con tanta capacidad de memoria? Nadie. Por eso la Biblia nos dice: “Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia”. Isaías 55.7 (NVI) Esa mente que hemos usado para lo malo y perverso, tenemos que renovarla para que pueda ser útil en nuestro breve paso por este mundo. Por eso, debemos buscar el verdadero propósito de Dios en nuestra existencia humana. El saber para que estamos en este mundo nos quita la incertidumbre y nos otorga un verdadero deseo de vivir para lo grande, lo puro y lo útil. Hay un texto paulino que me ha traído una verdadera revolución espiritual en mi existencia: “Dios empezó el buen trabajo en ustedes, y estoy seguro de que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva” Filipenses 1.6 (BLS) Soy cristiano en construcción, todavía Dios esta trabajando en mí. Como ya lo dije antes, Pablo estaba pasando por una prueba muy grande. Estaba preso y sin esperanza de tener un justo juicio de las autoridades que lo habían encerrado. Sin embargo, Pablo descubrió que no dependía de las circunstancias, ni de sentimientos ni de gigantes. Pablo, sabía cual era el propósito de vivir o morir. Comoquiera que fuere, él sabía en quien y a quien había creído. Dependía de un plan diseñado por Dios para él. Toda esta presente vida era como un viaje hacia la perfección en Cristo. Pasara lo que pasara, sabía que todo en el reino de Dios, tendrá un final feliz. El enemigo quiere que veamos los problemas, pero Dios quiere que veamos nuestro triunfo final. Dios tiene todo en Sus manos. Nada me puede ocurrir que Dios, no lo sepa. Por lo tanto, lo mejor de Dios para mí, todavía no ha sucedido. Por eso Pablo escribió: “He aprendido a estar satisfecho con lo que tengo….Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya se que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.” Filipenses 4.11-13 (BLS) ¡Esa es la bendición de una mente renovada y controlado por Dios!

Amados, la mente renovada es la Piedra de Toque, para bendecir, todo lo que pensemos, lo que hablemos y lo que hagamos. No la desperdicies, no la eches de ti. Por ello, es necesario y urgente que renueves tu mente.