¡Ni un paso atrás!
“Pero el Señor le dijo a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha!”. Éxodo 14.15 (NVI)…. “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante". Hebreos 12.1 (NVI)
Amada(o) en Cristo:
Lo sé. Nada de original en el título de esta carta. Esta expresión ha sido el grito de batalla de los partidos políticos y de los ejércitos del mundo. Pero el veerdadero sentido como mucho de lo que los seres humanos hacemos, está en la Palabra de Dios, la Biblia. Ciertamente, por las Sagradas Escrituras, sabemos que el propósito eterno de Dios para con el ser humano, es hacerlo parte de Su reino eterno. Le agradó Dios tener un edificio, una ciudad permanente que vendrá desde el cielo a la tierra, al final de la historia de la humanidad como la conecemos. Esa ciudad que Dios la llama “La nueva Jerusalén” será el destino final de todos lo que han experimentado el nuevo nacimiento en Jesucristo. Por eso, este mundo para el cristiano nacido de nuevo, es apenas el escenario en donde se entrena para reinar con JESÚS para siempre. El apóstol Pablo, escribió en Filipenses 1:6, mientras que estaba en la prisión: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” El compartió este hermoso mensaje con sus discípulos de Filipos. Hoy en esta carta que les escribo presento tres razones por la cual podemor poseer una fe cristiana desafiante y dinámica, que nos haga exclamar: ¡Ni un paso atrás! Una fe firme en donde como pueblo de Dios podemos vivir confiadamente, a pesar de lo que estemos pasando. Estas tres razones pueden ser también para nosotros como anclas a las cuales podemos aferrarnos, no importa lo que esté pasando a nuestro alrededor y las circunstancias en las que nos encontremos, sabemos que nuestro Dios nos llevará a un puerto seguro. Veamos:
¡Ni un paso atrás! Porque por la Biblia, sabemos que Dios nos conoce personalmente. En efecto la Palabra de Dios nos dice: “Yo soy tu creador. Te cuidé aún antes de que nacieras”. Isaías 44.2 (PAR) Nosotros nos somos el fruto de la casualidad, ni de la planificación familiar que hicieron nuestros padres. La verdad de todas es que desde el mismo momento de la formación del mundo: ¡estuvimos en la mente de Dios! Como nos lo dice, el afamado escritor Rick Warren, en su libro: Una vida con propósito: “Dios diseñó cada característica de tu cuerpo. Eligio tu raza a propósito, el color de tu piel, tu cabello y cualquier otro detalle. Hizo tu cuerpo a la medida, tal y como él lo quería. También dispuso todos los talentos naturales que posees y la singularidad de tu personalidad. La Biblia dice: “Me conoces por dentro y por fuera. Conoces cada hueso de mi cuerpo; sabes cómo fui hecho, parte por parte, cómo fui esculpido”. A veces es más fácil confiar en Dios con los eventos grandes de la vida que en las cosas ínfimas y que parecen insignificantes para nosotros. Que hermoso es saber que el mismo Creador del universo, también está al tanto de mí y conoce cada detalle íntimo de mi vida e incluso sabe el número de cabellos en mi cabeza (Mateo 10:30). Esto significa que cada evento de mi vida es parte de Su plan perfecto—incluyendo las cosas y las situaciones que yo no entiendo. Por lo tanto, yo puedo vivir confiadamente porque se que Dios está al tanto de cada detalle de mi vida. Ese fue uno de los descubrimientos que hice, la inolvidable tarde en que nací de nuevo. Hasta ese día, Dios era alguien muy lejano para mí. Me parecía que Dios estaba más ocupado con otras cosas que estar pendiente de alguien tan insignificante como yo. Pero mientras leía, la oración sacerdotal del Señor JESÚS, en el capitulo 17 de Juan, intercediendo por mí, me detuve en el versículo veinte: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”. Me di cuenta que yo estaba leyendo nada más y nada menos que el evangelio de Juan, uno de los discípulos de JESÚS, que estaba en ese Aposento Alto, el lugar en donde el Señor, elevó la oración. Mil novecientos sesenta y tres años, después, yo estaba leyendo la palabra escrita por Juan, entonces, deduje: ¡Aquí estoy yo! ¡El Señor oró por mí! ¡Oh bendito sea Dios! Este descubrimiento, me humilló. Me conmovió. A decir, verdad, me hace vivir humillado bajo el poder de Dios. Creo que algo como esto inspiró a David, en el Salmo 139, cuando dice en los versículos uno al ocho:
¡Ni un paso atrás! Porque por la Biblia, conocemos el final de la historia. Uno de los apóstoles que más escribió para inspirar confianza en el triunfo final de Dios, fue Pablo, no tenía duda alguna, al escribirle a su amigo Timoteo y sus otros discípulos, aun estando preso y desde una cárcel de Roma, sobre el glorioso final de la historia. Sea cual sea la circunstancia por la cual Dios nos permita pasar—las persecuciones, los falsos profetas, políticos sin integridad, los conflictos de la vida, o las tragedias personales—Dios siempre tendrá la última palabra en la historia de cada persona. Es por eso que Pablo podía decir, "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos!. . . Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración” — ¿Y cuál es el resultado de vivir de esta manera? “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:4-7 (RV60) El autor de Hebreos vio la vida humana del nacido de nuevo, como una carrera hacia el triunfo final. El discípulo mientras corre en esta vida, se debe despojar de todo lo que le estorba porque como ya conoce el fin de la historia, sabe que el triunfo final es seguro. Bueno es hora de despedirme y lo hago con el poema de Amado Nervo, Tú:
Señor, Señor, Tú antes, Tú después, Tú en la inmensa
Tú en el cénit a un tiempo y en el nadir;
Tú en los ojos azules y en los ojos oscuros;
Si la ciencia engreida no te ve, yo te veo;
Es todo por hoy
Pastor y amigo,
Francisco Aular
faular@hotmail.com
(703) 368-9176